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Tomatina
  La localidad valenciana de Buñol se convirtió este miércoles 31 de agosto de 2022 en la capital del tomate, sus calles se  volvieron en ríos de color rojo con la fiesta de la Tomatina  EFE/ Ana Escobar

La fiesta de los tomates vuelve a invadir Buñol

La comunidad Valenciana vuelve a pintarse de rojo con esta celebración.  La pandemia restringió por mil días esta tradición

El color rojo de 130.000 kilos de tomates bien maduros se extendió ayer de nuevo por las calles más céntricas del pueblo español de Buñol (este) en su Tomatina más esperada, después de más de mil días sin esta celebración, conocida internacionalmente, tras las restricciones de la pandemia de coronavirus.

La fiesta, cuyas imágenes recorren el mundo, comenzó a mediodía, con el lento desfile de seis camiones cargados con miles de tomates maduros y jugosos, no aptos para el consumo, pero ideales para usarlos como munición en una batalla campal que se esperaba con impaciencia, después de dos años sin celebrarse.

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Los miles de asistentes a la fiesta ocupaban las calles del recorrido, ataviados principalmente con camisetas blancas y en su mayoría con gafas de buceo para resistir mejor al ácido de los tomates, bailando para hacer más amena la espera y mientras, desde balcones y terrazas, les regaban con agua para combatir el calor.

Como marca la tradición, la localidad, situada a unos 40 kilómetros de la capital valenciana, se transformó este último miércoles de agosto -que en esta ocasión coincidió también con el último día del mes- en la capital mundial del tomate, aunque esta edición del regreso fue la menos internacional en años, ya que hay países que todavía tienen restricciones para viajar.

Muchos de los asistentes a la fiesta proceden de distintos países, dada la repercusión internacional de esta ‘batalla’ de tomates, que desde hace dos décadas está reconocida como Fiesta de Interés Turístico Internacional.

“Puede que sea la Tomatina más buñolera y con menos extranjeros”, explicó la alcaldesa de Buñol, Juncal Carrascosa, quien señaló que este año han contado con unos 8.000 extranjeros, principalmente de Europa, frente a los tradicionales turistas asiáticos, y con 7.000 vecinos de la localidad.

De hecho, este año se ha visto menos aglomeración en las calles que sirven de escenario para la Tomatina, que ha celebrado su 75 aniversario, y que llevaba el lema de ‘No te lo puedes perder’.

Durante una hora los tomates volaron entre los participantes en esta ‘guerra’ que empezó casi por casualidad en 1945 de la mano de unos jóvenes aburridos y que supone unos ingresos económicos de unos dos millones de euros en la provincia de Valencia por el turismo que atrae.

Quienes participaron ayer por primera vez en la Tomatina llegaron a Buñol con la expectativa de participar en una fiesta única en el mundo y sobre todo con la lección bien aprendida: hay que apretar un poco el tomate antes de lanzarlo para no causar daño a nadie.

Después de una hora se puso fin a la Tomatina, cuando las camisetas blancas ya eran rosas y el suelo se había convertido en una alfombra pegajosa de sopa de tomate.