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Fotografía cedida hoy por el Premio Medioambiental Goldman que muestra a los ecuatorianos Álex Lucitante (i) y Alexandra Narváez (d), dos indígenas del pueblo ancestral A'i Cofán, mientras posan.efe

Dos indígenas de Ecuador ganan premio Goldman por expulsar a mineros de oro

Tras el descubrimiento de las operaciones y concesiones mineras, Lucitante y Narváez buscaron unificar a la comunidad y formular un plan para proteger su territorio.

Los ecuatorianos Álex Lucitante y Alexandra Narváez, dos jóvenes indígenas del pueblo nativo A'i Cofán, son los dos únicos ganadores de Latinoamérica del Premio Goldman 2022 por haber logrado una histórica victoria judicial que permitió proteger de la minería de oro sus territorios en la Amazonía de Ecuador.

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Junto a la pareja de indígenas de Ecuador, entre los ganadores anunciados este miércoles del Goldman, considerado el premio Nobel de medio ambiente, también está la estadounidense Nalleli Cobo, la neerlandesa Marjan Minnesma, el tailandés Niwat Roykaew, el australiano Julien Vincent y el nigeriano Chima Williams.

Gracias al liderazgo de Lucitante y Narváez, la Justicia de Ecuador falló a favor del pueblo indígena A'i Cofán al anular 52 concesiones ilegales de extracción de oro otorgadas sin el consentimiento de la comunidad nativa de Sinangoe, situada al pie de los Andes, a las afueras del Parque Nacional Cayambe-Coca.

Esta victoria conseguida en 2018 en los tribunales permitió proteger cerca de 32.000 hectáreas de selva tropical virgen y biodiversa en las cabeceras del río Aguarico de Ecuador, según recordó la organización del premio en un comunicado.

Lucitante, de 29 años y estudiante de derecho, proviene de una familia de sanadores tradicionales y es miembro de la Alianza Ceibo, una coalición indígena que une a las nacionalidades indígenas del noreste de la Amazonía ecuatoriana para proteger sus territorios, derechos y culturas.

Por su parte, Narváez, de 30 años, formó en 2017 la guardia indígena para monitorear y frenar las actividades ilegales dentro de su territorio y también se unió a la asociación de mujeres Shamec’co, que busca estrategias para seguir cuidando el territorio y el legado de sus hijos.

En 2017, la guardia de Sinangoe empezó a detectar campamentos mineros improvisados a lo largo de las riberas de los ríos en sectores apartados de la comunidad y dentro del parque nacional, con madereros, cazadores furtivos y mineros artesanales ilegales de oro que operaban de manera activa.

Tras el descubrimiento de las operaciones y concesiones mineras, Lucitante y Narváez buscaron unificar a la comunidad y formular un plan para proteger su territorio.

VIGILANCIA Y DENUNCIA

Así, la comunidad, con el apoyo de organizaciones aliadas, desarrolló una estrategia para monitorear la zona impactada por la minería con tecnología y recorridos de la guardia indígena y redoblaron las patrullas a pie y en barco para detectar y denunciar la minería, la tala y la pesca ilegales en el territorio.

Mientras Narváez participaba en los recorridos de la guardia y se desempeñaba como portavoz de la comunidad, Lucitante participaba en las estrategias legales y mediáticas para sumar apoyos, hasta conseguir la adhesión de 60 organizaciones nacionales e internacionales y 14 comunidades locales a la campaña.

En mayo de 2018, Sinangoe presentó una demanda contra el Estado por violar sus derechos como comunidad indígena y otorgar concesiones mineras sin consulta ni consentimiento de los Cofán, lo que resultó en el histórico fallo a favor de los indígenas.

La sentencia cerró la puerta a la extracción de oro en el territorio ancestral de Sinangoe, hogar de los Cofán, cuyo territorio se encuentra dentro de un bosque tropical biodiverso en las cabeceras del río Aguarico, un afluente del río Amazonas.

CONECTADOS A LA TIERRA Y AL AGUA

Los Cofán son un pueblo indígena pequeño, compuesto por 1.200 personas y su cultura está profundamente conectada con la tierra y el agua, por lo que su forma de vida depende de los ríos y los bosques, con una dependencia de la agricultura de subsistencia, la caza y la recolección silvestre.

Para Lucitante y Narváez, es la comunidad A’i Cofán de Sinangoe la merecedora de este galardón, por lo que decidieron donar el premio económico, de modo que sea transferido directamente a una organización de la sociedad civil formada por comunidades de cuatro nacionalidades indígenas de la Amazonía ecuatoriana.

Es la cuarta vez que el premio Goldman recae en Ecuador después de que ya lo ganasen Luis Macas (1994), Pablo Fajardo Mendoza y Luis Yanza (2008) y Nemonte Nenquimo (2020).