
50 años de la muerte del fundador del Opus Dei, Josemaría Escrivá
En 1992 Juan Pablo II le nombró ‘beato’ y en apenas diez años después fue canonizado en la plaza de San Pedro en el Vaticano.
Se cumplen 50 años de la muerte de Josemaría Escrivá de Balaguer, el fundador del Opus Dei, una organización religiosa que tiene como objetivo contribuir a la misión evangelizadora de la iglesia.
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La institución se expandió por todo el mundo y se convirtió en una importante congregación en el seno del catolicismo que no ha estado exenta de polémica, al igual que su fundador, Escrivá. Tras su muerte, muchos fieles pidieron su beatificación.
Fue en 1992 cuando Juan Pablo II le nombró ‘beato’ y en apenas diez años después fue canonizado en la plaza de San Pedro en el Vaticano, el 6 de octubre de 2022, tan solo 27 años después de su muerte, una santificación muy rápida para la iglesia, aunque en los últimos años la Santa Sede ha acelerado sus procesos.
Algunos se sorprendieron con esta rapidez que atribuían a la influencia del Opus Dei dentro de los muros vaticanos. La organización religiosa fue fundada por el sacerdote español Escrivá el 2 de octubre de 1928, mientras el religioso estaba en un retiro espiritual. Su objetivo era contribuir a la misión evangelizadora de la iglesia.
“La obra”, como su fundador llamaba a la congregación, ya se había extendido por gran parte de España cuando estalló la Guerra Civil. En esos años Escrivá se vio obligado a esconderse de la persecución religiosa en Madrid y más tarde, a huir, cruzando los Pirineos para volver a entrar por zonas controladas por el bando nacional, hasta que se instaló en Burgos.
Preparación académica
Al terminar la guerra, el sacerdote se doctoró en Derecho Civil, carrera que estudió en la Universidad de Zaragoza mientras cursaba sus estudios eclesiásticos en los seminarios de Logroño y San Francisco de Paula de Zaragoza. La primera expansión del Opus Dei fuera de España se produjo en Europa tras terminar la Segunda Guerra Mundial, instaurándose en países como Italia, Portugal, Reino Unido o Francia.
Su fundador se instaló en Roma en 1946 para doctorarse en Teología por la Pontificia Universidad Lateranense. Con él, trasladó la sede de la organización de Madrid a la capital italiana. Dentro de la política vaticana desarrolló una larga carrera y trabajó como consultor de la comisión Pontificia para la interpretación auténtica del Código de Derecho Canónico, y de la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades; fue prelado de honor de Su Santidad, y académico “ad honorem” de la Pontificia Academia Romana de Teología.
En 1948, “la Obra” llegó a América de la mano de tres miembros que recorrieron Estados Unidos, Canadá, México, Perú, Chile y Argentina con el objetivo de difundir la obra. El Opus Dei se afianzó profundamente en Latinoamérica, donde tiene una gran presencia. Pero no todos vieron con buenos ojos este crecimiento. La organización, casi hermética y jerárquica, ha sido blanca de críticas por su estructura interna y su manera de captar nuevos miembros.
Hoy, 50 años después de su muerte, la figura de Escrivá sigue dividiendo aguas. Para algunos, es un santo visionario que supo adaptar el mensaje cristiano al mundo moderno. Para otros, es el rostro de una organización que ha operado entre las sombras del poder con métodos cuestionables. Mientras tanto, el Opus Dei continúa su labor —entre el fervor de sus fieles y la crítica de sus detractores— en un mundo cada vez más atento a la transparencia dentro de las instituciones religiosas.
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