Luto en las FF. AA.

Ayer terminó el luto decretado por el Gobierno nacional pero sigue triste el común de los ecuatorianos. Conmociona a la nación como un conjunto, la magnitud de la reciente tragedia aérea que terminó con la vida de veinte y dos soldados. La Parca no distingue entre oficiales y tropa. Se llevó por delante a unos y otros, compartiendo su fatídica tarea con sorprendente exactitud. Sin duda, la muerte es la niveladora suprema. No respeta las jerarquías que la necesidad del mando establece. Discrimina sí entre los que dedican su vida a las actividades apacibles de ciertas profesiones y los que prefieren ponerla en riesgo por razones de especial valor: el sentido heroico de la vida o el cada vez más escaso sentido del honor. Entre ellos hace cosechas más frecuentes. Valor y honor son permanentes virtudes castrenses, tanto como la aspiración a la Gloria, así, con mayúsculas, que deriva de la voluntad de ponerse, sin retórica, en los hechos cotidianos, tal cual los paracaidistas, al servicio de la Patria, desde sus particulares visiones. Morir sirviendo, morir en el cumplimiento del deber, eterniza. Los compatriotas fallecidos permanecerán en el recuerdo de los suyos.

Queda ahora, precisamente como un homenaje que se les debe otorgar sin regateos, el proceder a conocer la causa del accidente, transparentemente, sin dar lugar a dolorosas especulaciones. No cabe sumarle misterio al dolor. La zona donde se produjo el suceso está sometida a una amplia variabilidad del clima. Eso se conoce muy bien. El Arava había volado esos cielos durante muchos años y los pilotos son experimentados. ¿Qué ocurrió? ¿Qué falló? Determinarlo es tarea que compete a la Junta Investigadora de Accidentes. Ya está nombrada. El país espera su veredicto. Mientras tanto, un sentimiento compartido que es posible exteriorizar en nombre de toda la sociedad puede manifestarse como el abrazo solidario, el sentido acompañamiento fraternal que, desde estas líneas, Diario EXPRESO desea hacer llegar a los familiares de los fallecidos y a las Fuerzas Armadas Ecuatorianas que los forjaron plenos de patriotismo y vocación de servicio.

Sirva la tragedia para reiterar gratitud a la esforzada misión que en beneficio de todos cumplen nuestras instituciones castrenses, haciendo votos por su permanente robustecimiento.