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‘Aulas hospitalarias’ para no perder clases

El tener una enfermedad terminal o catastrófica no será un obstáculo para seguir con los estudios. Los ministerios de Educación y Salud llevan adelante el Programa de Atención Educativa Hospitalaria y Domiciliaria (Aulas Hospitalarias).

Presentación.  Los ministerios de Salud y Educación socializaron el programa de atención hospitalaria.

El tener una enfermedad terminal o catastrófica no será un obstáculo para seguir con los estudios. Los ministerios de Educación y Salud llevan adelante el Programa de Atención Educativa Hospitalaria y Domiciliaria (Aulas Hospitalarias).

¿El objetivo? El ministro de Educación Freddy Peñafiel explicó que se busca garantizar el acceso, permanencia y aprendizaje de los niños, niñas y adolescentes en situación de enfermedad, hospitalización, tratamiento o reposo médico domiciliario.

Afirmó que desde el año anterior se aprobó y expidió el Modelo Nacional de Gestión y Atención Educativa para la aplicación del programa, que hasta el momento beneficia a 5.158 estudiantes. Además resaltó el trabajo que hacen los docentes que cumplen los procesos de enseñanza.

“Empezamos con cinco aulas, ahora hemos logrado crecer exponencialmente en este 2016 hasta alcanzar las 31”, afirmó.

En tanto, para la ministra de Salud, Margarita Guevara, la implementación del programa es un servicio educativo que se imparte dentro de hospitales.

“Las Aulas Hospitalarias son de mucha utilidad y son parte fundamental del tratamiento que reciben niñas, niños y adolescentes en hospitales del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), hospitales militares y del Ministerio de Salud”, expresó.

Según la funcionaria, al momento, el programa se encuentra en funcionamiento en 31 establecimientos (29 hospitales y 3 casas de acogida y tratamiento) a nivel nacional, donde trabajan 53 docentes permanentes y 31 profesionales de las Unidades de Apoyo a la Inclusión.

Padres de familia de niños con enfermedades como cáncer, apoyan la iniciativa y consideran que debería ser una política de Estado para que no desaparezca.

Silvia, quien tiene su hijo de 10 años, con cáncer, dijo a EXPRESO, que esto le ha ayudado mucho para evitar que su pequeño pierda clases por los tratamientos que recibe. “Esto es de gran ayuda, solo espero que se mantenga en el tiempo. Los niños necesitan seguir estudiando y esto los motiva”, aseveró.