Es difícil no poner reparos al nombramiento de la vicepresidenta encargada, del ala más extremista del correísmo, gestora de enmiendas constitucionales e impulsadora de la reelección indefinida. Es igual que el arte de la sinrazón de Glas y sus defensores de la corrupción, empezando por Correa, parte de los rezagos de asambleístas y de su abogado defensor que repiten hasta el cinismo su falta de ética al pasar los fracasos de los sectores estratégicos por éxitos.

La endeble oposición ni siquiera puede presentar pruebas plenas contra el manipulador de la Justicia. Y qué decir con la tibia actuación del fiscal, que debió perseguir el delito de delincuencia organizada y no la asociación para delinquir.

Dr. Manuel Posso Zumárraga