Llega diciembre y este mes nos llama a recordar el nacimiento de Cristo, el 25 del décimo segundo mes del año; fecha que debe siempre llamarnos a la espiritualidad y reflexión, mas no ser oportuna para evidenciar un excesivo mercantilismo y consumismo que tiende a distorsionar la misma.

En otros tiempos la Navidad traía consigo la ejecución de una serie de tradiciones que habían perdurado a través del tiempo y que en la actualidad, se han ido perdiendo: En un lugar escogido de cada barrio de la ciudad y con la ayuda de todos los vecinos, se arreglaban vistosos pesebres y árboles navideños, confeccionados de manera artesanal y que daban el toque de alegría al sector en esta época del año; siendo además motivo para promover un espíritu de fraternidad entre los miembros de la barriada.

Se realizaban vistosos y coloridos pases del Niño Dios, en los cuales se evidenciaban atractivas muestras de tradición religiosas y folclóricas de las diversas regiones de la Patria.

Igualmente, era muy llamativa la tradición del monigote elaborado con ropas usadas y relleno de viruta o aserrín que se quemaba el 31 de diciembre, la cual ha ido cediendo, al punto que ya no se queman verdaderos años viejos sino muñecos que representan a personajes.

Ojalá que las nuevas generaciones tomen conciencia de lo importante que significa mantener las tradiciones de Navidad y fin de año, las cuales forman parte de la idiosincrasia cultural de nuestro Ecuador.

Dr- Alberto Lucero Avilés