La manifestación de diferentes sectores, nos acercan a un cúmulo de experiencias desalentadoras en la sociedad, donde la conducta humana expresa emergencia y requiere ser rescatada.

La crisis de valores es recurrente a nivel global y muy preocupante a nivel local, la percepción de lo que sucede en la cotidianidad del mundo, de las familias, de las empresas, de los políticos y del estado nos debe llevar a una profunda reflexión de ¿Por qué hay caos, corrupción a todo nivel? Y ¿Qué está pasando con la ética de las personas?

Pareciera que el ser humano ha perdido la perspectiva de su accionar, que se hace necesario que los actores involucrados en los distintos escenarios del país redescubran que lo “ético” es una dimensión de su vida, y que si les toca tomar decisiones en nombre de todos los ecuatorianos deben hacerlo con consciencia moral, sensibilidad y responsabilidad social, ya que por encima de los intereses particulares está el bien común.

Es importante armonizar en el sentido de las normas, de los principios, los valores, las actitudes. La comunidad demanda que los comportamientos de las personas que vayan a desempeñar algún cargo, se desarrollen de manera transparente y coherente.

Quienes vayan a ser elegidos como nuevos gobernantes del país, tienen el compromiso de que la ética y la moral estén presente en todas las acciones que realicen. ¿Será posible?

Gioconda Cedeño Alcívar