Es así, nuestra sociedad no avanza ni siquiera a tumbos, va en direcciones confusas por culpa de nuestra clase política, alternando sus fracasos con ningún castigo y dejando a nuestras descendencias una huella social carente de armonías humanas. No hay espacio o tiempo que los ecuatorianos puedan disfrutar e incorporar a la vigorización de sus escalas de valores, convirtiendo a nuestra nación en una distopía insufrible.

Señor Director, es así, como vemos por las mañanas y las tardes el padecimiento callado en las calles y avenidas de la ciudad, miles de ecuatorianos, uno tras otro, sin opciones, perdiendo horas valiosas de crecimiento humano; los vemos en las calles con las miradas perdidas en el triste horizonte urbano esperando un transporte público que los lleve a sus hogares; compran contando los centavos, porque no pueden adquirir la cantidad de alimentos básicos que necesitan sus familias, claman la necesidad de más seguridad, servicios de salud, agua, salubridad, porque quienes los deberían de satisfacer eficientemente son incapaces de hacerlo; la justicia lleva muchos años desatendida; el respeto y la cortesía están ausentes. ¡En una visión universal, vemos cómo otros países han sucumbido y se han levantado y por qué nosotros no podemos!

Eco. Mario Vargas Ochoa