La barbarie disfrazada de bienestar y crecimiento sostenible en educación, economía, cultura y progreso, estremece la conciencia y la realidad del país; valientes y arriesgados ciudadanos van descubriendo cómo el autoritarismo ha debilitado los cimientos de la sociedad a través del abusivo manejo del poder de quienes sintiéndose dueños de la verdad secuestraron la democracia.

La democracia manipulada, destruida y envejecida por el populismo revolucionario ha simulado una participación real de las mayorías y minorías en el manejo de la cosa pública, los hechos así lo demuestran, los valores políticos convertidos en absolutos han generado una ideología revolucionaria perversa tomada al asalto y que se ha encarnado en males descomunales para la vida del país; el egocentrismo, el narcisismo y la perversión han invalidado las posibilidades de crecimiento y desarrollo como nación que exige de mayor participación política y democrática de la población. Es verdad que ha regresado el diálogo, la comunicación, la participación y el respeto, pero se requiere con urgencia una consulta popular que permita a la ciudadanía retomar el control de su destino. Las instituciones sociales y gubernamentales, deben recuperar la capacidad de dirigir las demandas de la población y de las instituciones políticas democráticas.

Dr. Rodrigo Contero Peñafiel