Foto de referencia. Según el portal web de Unicef, Ecuador se propone aumentar la tasa de lactancia materna al 64 % antes del 2017.

La lactancia materna previene la obesidad

Mañana, en Guayaquil, culmina la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, un evento que anualmente se celebra en la ciudad con el propósito de promover los beneficios de esta práctica y mejorar así la salud del bebé.

Mañana, en Guayaquil, culmina la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, un evento que anualmente se celebra en la ciudad con el propósito de promover los beneficios de esta práctica y mejorar así la salud del bebé.

A lo largo de los años se ha dicho que su consumo reduce los riesgos de infección y mortalidad por enfermedades de la infancia, y que previene, asimismo, las alergias, los problemas respiratorios y hasta la obesidad infantil. Esa epidemia de los tiempos modernos que afecta al 10,8 % de guayaquileños en edad preescolar (0 meses a 5 años) y en la que la lactancia actúa como factor protector.

Pero ¿de qué forma?, Priscila Loor, consultora internacional de lactancia y directora del Centro Integral de Embarazo y Lactancia en Guayaquil, lo explica.

La leche materna aminora hasta en un 25 % el riesgo de tener sobrepeso o padecer enfermedades crónicas no transmisibles asociadas al mal porque contiene los nutrientes perfectos para alimentarlo (líquidos, proteínas, grasas, hidratos de carbono...) en su cantidad ideal.

Además, contiene leptina, esa proteína que no se encuentra en las fórmulas lácteas, que regula su apetito, su gasto energético según las reservas de grasa acumuladas en su cuerpo, y le enseña incluso a comer hasta que su cerebro le diga ¡ya no más!

Carola Salcedo, guayaquileña, da testimonio de ello. Es madre de dos pequeños, de 5 y 8 años. Al primero lo alimentó con leche de fórmula. “No quería deformar mis pechos, había escuchado tantas cosas... Por eso le daba el biberón, uno tras otro, porque consideraba que necesitaba alimentarse más”. Lastimosamente, relata, los efectos no tardaron en llegar. Su hijo cumplió 5 años y empezó a comer como uno de 10. “Era insaciable”.

¿Por qué? Precisamente porque con las mamilas, señala la también experta en el tema, Stefanía Pow, el infante tiende a comer más de la cuenta. No necesariamente porque la leche de fórmula sea mala (porque no lo es), sino porque los bebés son presionados a que terminen sus biberones para evitar los desperdicios o para cumplir con una “ingesta recomendada. Que, a la larga, expande su estómago, dilata su capacidad gástrica y lo acostumbra a sobrealimentarse, incluso, hasta la adultez.

Todo lo contrario a lo que pasa cuando se lo alimenta con el pecho, pues cuando se sienten llenos ellos automáticamente dejan de succionar.

Este año, algunas de las entidades que se sumaron al festejo le han dado importancia a la relación lactancia-nutrición. En una casa abierta en el hospital Abel Gilbert Pontón, por ejemplo, a través de unas charlas formativas se habló sobre su aporte inmunológico, en el peso, talla y desarrollo afectivo/motor del bebé. “Y es que lactancia es mucho más que solo alimento”, agregó Loor, “es afecto, amor y el espacio en el que un niño encuentra seguridad, apego y paz”.

Mañana, los actos continuarán con La Gran Lactada (ver gráfico). Una actividad en la que se invita a las mujeres lactantes a participar de lactadas simultáneas para romper un nuevo récord en el país. El año pasado participaron 80 madres, ahora se espera que el número alcance las 100. DSZ