El habito de dar propinas

Los ecuatorianos no tenemos la buena costumbre de reconocer al mesero con una razonable propina, a tal punto que muchas de las veces la mayoría de los comensales, luego de servirse las bebidas o comidas, se retiran sin ni siquiera ser sensibles con quien les atendió. Y si dejan algo, por lo regular, son cantidades ínfimas. Deberíamos ser más conscientes y entender que una persona que labora como mesero tiene derecho a su propina que le permita compensar su laboriosidad. Ojalá las personas comprendan que si bien no es obligación dejarle nada, eso no significa que no existe una obligación moral que sí justifica pensar en quien cumple el rol de atendernos.

Eduardo E. Jiménez Macías