Desde la cárcel 4, en el norte de Quito, el contralor Pablo Celi, siguió impaciente la audiencia de recurso de habeas corpus con el que su defensa buscó su libertad a cambio de medidas cautelares. Durante la diligencia se retiró varias veces la mascarilla celeste para beber unos sorbos de agua de un vaso plástico, color celeste. 

Celi estuvo hasta el martes por la mañana en el hospital Eugenio Espejo por haber presentado síntomas de COVID-19. Con el alta hospitalaria  fue regresado al centro carcelario.

Celi está preso desde el 13 de abril cuando fue detenido en el operativo denominado Las Torres. La Fiscalía investiga una presunta estructura delincuencial que se habría conformado para el cobro de coimas a contratistas de Petroecuador, a cambio del desvanecimiento de glosas en la Contraloría. El delito atribuido a Celi y a otras 12 personas es el de presunta delincuencia organizada.

Los jueces Katherine Muñoz, Alejandro Arteaga y María Mier escucharon al abogado de Pablo Celi que afirmó que hubo detención ilegítima de su cliente, que no tuvo el tiempo suficiente para ejercer a defensa, que hubo violaciones al debido proceso y que hubo una investigación previa abierta durante 22 meses de la que él, no fue notificado. 

La defensa dijo que la prisión dictada por Felipe Córdova carece de lógica porque no se ha demostrado que el contralor tuviese la intención de fugarse. 

Indicó que el tribunal de apelación hizo un prejuzgamiento, que solo por ser funcionarios públicos destruyen su presunción de inocencia. Pasadas las 12:00, la defensa de Celi continuaba con la exposición de motivos por los cuales solicita la libertad de su cliente a cambio de medidas alternativas. "Solo porque Pablo Celi es el contralor del estado presumieron que iba a eludir la justicia", dijo el abogado.