Una relación importante para gobernar. La mínima cordialidad entre los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) y el Ejecutivo, según analistas y exautoridades locales consultadas por este Diario, es clave para la gobernabilidad en el mandato de Daniel Noboa.

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El impasse entre el mandatario y el alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, por la competencia del Quinto Puente, a criterio de los consultados, no debería repetirse con otras autoridades, por lo expuesto que dejaría a su gobierno ante conflictos futuros. Sobre todo por su falta de estructura partidista.

“No mantener una buena relación con las alcaldías y las prefecturas, principalmente, se puede tornar en un problema de gobernabilidad para el presidente”, señala el jurista y director de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo (FCD), Mauricio Alarcón, y destaca que esto pasa por solventar necesidades.

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Además, sostiene que, aunque los gobiernos locales no tengan la capacidad de desestabilizar un gobierno, “una crisis puede desencadenar un problema que deba ser atendido por los mismos ministros de Estado”, como el problema de la seguridad, por ejemplo.

En ese sentido, el exprefecto del Guayas, Jimmy Jairala, acota que esa relación también pasa por el respeto a las asignaciones de recursos, mismas que actualmente son reclamadas por la Asociación de Municipalidades Ecuatorianas (AME) y el Consorcio de Gobiernos Provinciales del Ecuador (Congope).

“Cuando la relación Ejecutivo-Prefectura no es buena por razones políticas, puede que el Gobierno no bloquee las asignaciones mensuales, pero sí el financiamiento de obras que requieren altas inversiones”, hace hincapié Jairala.

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No obstante, más allá de las exigencias de las alcaldías y prefecturas, para el analista político César Febres-Cordero, el principal motivo para tener buenas relaciones con los GAD es político. Sobre todo por la influencia que ciudades como Guayaquil y Quito puedan tener en el debate público.

“Los alcaldes de estas ciudades, históricamente, han organizado protestas masivas en respaldo y en ataque a los gobiernos de turno. Ellos siempre tendrán vocerías importantes que, incluso, van dictando la agenda nacional. Lo ideal tener, al menos, una relación cordial con esas autoridades”, acota.

En el caso de Quito, resalta que la relación es clave. “Es la ciudad de las movilizaciones. Un antagonismo con el alcalde siempre puede se peligroso”, continúa y precisa que, aunque haya un peso político en ciertas provincias, “no hay que centrarse solo en las ciudades tradicionalmente importantes del país”.

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De hecho, el exalcalde de Quito, el general (sp) Paco Moncayo, sostiene que los mayores problemas del país ni siquiera se concentran en las provincias y ciudades consideradas importantes del país, sino en otras zonas donde actualmente manda el crimen organizado.

“¿Cuántas juntas parroquiales y municipios de Esmeraldas han perdido la capacidad de gestión porque sus territorios están gobernados por los carteles?”, cuestiona Moncayo y resalta que las localidades “no se deben diferenciar. Al rato que el Estado se centra en los más poblados, puede ser un síntoma de populismo”.

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