Un escenario a cambiar. El balotaje de 2023 guarda ciertas semejanzas con el de 2021, en especial, el cómo uno de los candidatos podría llegar a la Presidencia de la República en similares condiciones como lo hizo Guillermo Lasso.

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Daniel Noboa, también empresario, de ganar la segunda vuelta electoral a Luisa González, tendrá un bloque legislativo de 12 integrantes, mismo número de asambleístas que el ahora mandatario alcanzó en la Asamblea Nacional de 2021.

Al igual que el bloque oficialista de 2021, el eventual gobierno de Noboa tendrá que, a través de su bancada legislativa, llegar a acuerdos con otras organizaciones políticas para generarse un espacio de gobernabilidad en el Legislativo.

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Sin embargo, según dilucida la politóloga Arianna Tanca, la nueva Legislatura tendrá más equilibrio que la de 2021. “(Noboa) tiene aliados naturales con los que podría hacer un gran bloque”, sostiene.

Aunque también hace hincapié en que las organizaciones políticas tienen a las elecciones generales de 2025 como un “incentivo perverso” que podría, de alguna manera, modificar aquellas alianzas naturales.

Pese a ello, a criterio del analista político César Febres-Cordero, lo más importante será que cual sea la coalición que se arme dentro o fuera de la Asamblea Nacional, los acuerdos entre organizaciones políticas sean transparentes y “sobre la mesa” para no generar sospechas de reparto a la ciudadanía.

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“Tienen que ser acuerdos transparentes, con objetivos totalmente claros y atenerse a que serán investigados minuciosamente”, señala y recuerda que el no conocimiento del acuerdo con Jaime Nebot y Rafael Correa, tuvo un alto costo para Guillermo Lasso.

Además, Febres-Cordero señala que, a diferencia de lo que hizo Lasso, la eventual presidencia de Daniel Noboa deberá saber cómo mantener dichos acuerdos. “Lasso, pudiendo consolidar un acuerdo con Pachakutik e Izquierda Democrática, lo echó a perder”, recuerda.

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En ese sentido, aunque reconoce que puede tener un alto costo político, Tanca sostiene que el correísmo también deberá ser parte del diálogo que entable un eventual gobierno de Daniel Noboa. “Aquí todos deben remar hacia delante, pero sin acuerdos truchos”, destaca.

Ambos coinciden en que parte del reto de no repetir el escenario de ingobernabilidad de 2021 es que las organizaciones políticas aprendan a hacer alianzas y que comprendan que parte de ello implica ceder intereses partidistas y ser transparentes.

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