Hoy, miércoles 1 de enero del 2020, se inicia un nuevo año lo cual significa que no solamente lo celebremos con la tradicional “quema de los viejos”, que viene de una antigua costumbre nacional, aunque sin los pedidos de caridad y el acompañamiento del pelele por las jocosas “viudas”, sino también con el sano deseo de que se cumplan las aspiraciones personales y colectivas en busca de un tiempo y un mundo mejor.

En lo que tiene que ver con el pueblo ecuatoriano habría que celebrar algunos hechos y obras que se dieron este año, así como también esperar que desde el sector gubernamental se cumplan importantes proyectos anunciados, pero que, por causas imprevistas, no pudieron firmarse los contratos respectivos.

Y que, sobre todo, dentro del plan de saneamiento del sector público, se dé a conocer, lo más pronto posible, la lista completa de los implicados en los casos de corrupción, sobre todo en los que tienen que ver con las coimas que repartió la poderosa firma brasileña Odebrecht, que ahora pretende que sea el Ecuador que pague una millonaria suma por supuestos perjuicios económicos.

Un año, pues, que ojalá transcurra con el cumplimiento de nuestros más claros objetivos.