El impacto de las tres semanas de movilizaciones del movimiento indígena en la economía nacional suman pérdidas $ 1.000 millones y supera el daño que dejó el paro de octubre de 2019, según cálculos del Gobierno.

De hecho, la situación obligó a que el Banco Central no aumente su proyección de crecimiento económico de 2,8 % para este año.

Según economistas, el efecto en el sector petrolero, que redujo su producción a la mitad y debió parar las exportaciones, será lo que más repercutirá en el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en este año, porque gran parte de la recuperación económica se esperaba que provenga del mayor precio del crudo. La agencia calificadora de riesgos Moody’s señaló que las protestas reducirán los beneficios de los altos precios del petróleo.

Pero las secuelas, incluso, pueden ir más allá de 2022, según expertos consultados por EXPRESO. En las últimas semanas, Ecuador mostró algo que ya se temía: un Gobierno con alta inestabilidad política y pocas posibilidades para realizar reformas económicas.

“Ya hay evidencia clara de que este efecto negativo podría ser significativo, por ejemplo, dada la gran disminución en la producción de petróleo causada por las protestas”, aseguró Todd Martínez, director senior de Deuda Soberana de Fitch.

La última proyección de crecimiento de Ecuador para este año que ha realizado Fitch señala un crecimiento de 3,9 %, no obstante, aún es difícil evaluar el impacto negativo de las protestas en esa proyección en este momento, aseguró Martínez en días pasados.

“Con 12 días fueron más de $ 800 millones que se perdieron en el paro de 2019 y eso sí afectó al PIB (Producto Interno Bruto). Yo, definitivamente, creo que lamentablemente lo que ya algo se estaba recuperando la economía en 2022 esto va a afectar a las expectativas de crecimiento”, aseguró Verónica Artola, exgerenta del Banco Central del Ecuador (BCE).

Pero el problema va más allá. Todos los acontecimientos de las últimas semanas muestran un gobierno inestable y con poca capacidad para hacer cambios, lo cual puede ahuyentar la inversión extranjera.

La recuperación económica posterior a la pandemia de Ecuador, aunque mejor de lo esperado inicialmente, ha sido una de las más débiles de América Latina, y la lentitud de la inversión ha sido la razón principal, aseguró Martínez.

El sector privado se ha mantenido cauteloso con respecto a las nuevas inversiones a pesar de la elección del gobierno de Lasso, orientado al mercado, y es probable que la volatilidad política actual refuerce este sesgo cauteloso para hacer inversiones, en nuestra opinión, señaló el ejecutivo de Fitch.

“La inversión extranjera que estábamos esperando que llegue, no va a llegar. Nunca se había visto en la historia del país que con un precio del petróleo de $ 100 estemos con un riesgo país que supere los 1.000 puntos”, dijo Artola.

En 2021, la Inversión Extranjera Directa (IED) cayó 44 % frente a 2020 y cerró el año en $ 620 millones. En ese contexto, el objetivo del gobierno de Lasso es terminar el período, en 2025, con una IED equivalente al 1,6 % del Producto Interno Bruto (PIB), es decir, a unos $ 1.600 millones.

Pero no solo la inversión extranjera se verá afectada, la situación política impacta también las expectativas de la inversión interna que planificaban los empresarios locales, aseguró Freddy García, director de Estudios Económicos y Estadísticos de la firma Inteligencia Empresarial.

“Lo que va a pasar ahora es que la gran mayoría de negocios que están perdiendo, van a poner un ‘stop’ a los planes de inversiones que tenían para este año y tratar de recuperar lo que se ha perdido”, aseguró el analista económico.