Una quiteña de 20 años, en el podio mundial de programación IA
Ivonne Ayala fue la tercera mejor programadora del mundo en el concurso TCS CodeVita, organizado en India
“Yo no soy una chica superdotada”, dice Ivonne Ayala con una humildad que contrasta con la magnitud de su logro. Esta quiteña de solo 20 años acaba de posicionarse como la tercera mejor programadora del mundo en el prestigioso concurso TCS CodeVita, superada únicamente por estudiantes de India y Filipinas en una competencia que reunió a más de 500.000 participantes de 96 países.
Su historia comenzó en un colegio católico de Quito, donde siempre destacó por su excelencia académica. Desde pequeña, cuenta, mostró facilidad para los números, aunque ella insiste en que no era “al nivel superdotado, sino que entre mi grupo era la que sí entendía al profesor poquito a poquito”.
La influencia de su padre, técnico en reparaciones, fue crucial para despertar su interés por la tecnología. “Fue él quien me llevó a varios eventos de tecnología y a mí se me hacía superchévere poder ver tanta innovación”, recuerda. Esas experiencias plantaron la semilla de lo que sería su carrera: ingeniería en Ciencias de la Computación en la Escuela Politécnica Nacional.
Actualmente cursa el quinto de nueve semestres. El momento que cambió su vida, cuenta, llegó de manera casual. Un profesor ofreció puntos extras a quienes participaran en el concurso TCS CodeVita. “Yo aplicada, (siendo estudiante) con buenas notas, me inscribí”, bromea esta joven que el viernes pasado fue invitada por la Cámara de Comercio de Guayaquil (CCG) a subirse a un escenario para contar su historia y dar cátedra a un centenar de empresarios sobre cómo aprovechar la inteligencia artificial (IA) para optimizar sus operaciones y vender más.
El progreso de Ivonne Ayala
Lo que comenzó como una búsqueda de décimas adicionales se convirtió en un concurso online de nueve horas de programación competitiva que la llevaría al podio mundial.
La programación competitiva, explica, consiste en resolver problemas complejos mediante códigos. “Te dan un problema en texto y te piden resolverlo. No hay una plantilla, no hay una guía, solo hay la explicación del problema”, describe. Los desafíos combinan matemáticas avanzadas con habilidades computacionales.
Asegura que durante la competencia enfrentó momentos de desesperación. En la segunda ronda, le tomó 40 minutos resolver un ejercicio, mientras veía que un participante de China lo había completado en solo ocho minutos. “Una se da cuenta de que hay gente que ya está experta en esos temas”, reflexiona. Al terminar esa ronda, pensó que había fracasado, pero la sorpresa llegó días después: había clasificado y alcanzado el tercer lugar, compartiendo el reconocimiento con dos brillantes programadoras, una de India y otra de Filipinas.
Ecuador debe retarse a usar IA
Más allá del logro personal, Ivonne ve su triunfo como una señal esperanzadora para Ecuador. En un país tan pequeño donde no hay desarrollo, que está rezagados en temas educativos y tecnológicos, se puede demostrar el talento y el potencial de crecer. “Hay gente que yo sé que podría llegar al ‘top 1’ fácilmente”.
Actualmente trabaja en proyectos de ‘fine tuning’ de modelos de inteligencia artificial y sigue un curso especializado en IA aplicada a proyectos. Su experiencia le ha enseñado la importancia de los datos en el desarrollo tecnológico actual. “La inteligencia artificial empieza a crecer por los datos”, explica, “y por eso cada día se ve mejor, la van alimentando más datos”.
Para quienes temen embarcarse en la tendencia de uso de la inteligencia artificial, Ivonne tiene un consejo simple: experimentar sin miedo.
“El primer paso es tener la oportunidad de entender cómo funciona”, insiste. Su visión va más allá del uso individual, pues considera que la inteligencia artificial es una herramienta para potenciar sectores como el comercio, la industria y la misma educación, ya que los profesores podrían automatizar tareas repetitivas para enfocarse en lo verdaderamente importante: formar el futuro del país.
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