Ya no solo es la ola de inseguridad lo que amenaza el desempeño económico del país y, por ende, el de los hogares. La muerte cruzada anunciada, que embarca a Ecuador en un escenario de incertidumbre por su rumbo político, podría también marcar un punto de inflexión en el camino de reactivación que venía teniendo la economía.

El poco margen de maniobra que le resta al Gobierno (con apenas seis meses de tiempo para gobernar) y los procesos electorales que se avecinan, pintan un periodo de inestabilidad que, a ojos de los analistas económicos, tendrá como primer efecto un freno en la inversión, tanto local como externa. Larry Yumibanda, analista económico, cree que muchos planes empresariales entrarán en ‘stand by’, pues herramientas    que el sector requiere como la aprobación de acuerdos comerciales importantes, como el de China y Corea del Sur, no podrán entrar en vigencia hasta que el país tenga una nueva Asamblea que apruebe estos convenios.

Para Fausto Ortiz, exministro de Economía, este escenario de incertidumbre podría traer efectos más complejos de lo que se cree, pues la actual crisis política no solo reactiva el temor de nuevas protestas sociales que afectan fuertemente las actividades económicas, sino una suerte de desconfianza ante futuros problemas de gobernabilidad que también espantan o retienen la inversión y la generación de empleos. El mercado, dice, estará expectante, de cómo estas decisiones terminarán de mover el tablero, si deja una ventaja a un grupo político frente a otro, o si habrá espacio para hacer coaliciones o si seguirá habiendo lo de ahora: trabas para gobernar.

Sin resolver la inestabilidad política, coincide Pablo Dávalos, no habrá estabilidad económica en el país. Dávalos fue invitado ayer, junto a Ortiz, a participar en un foro organizado por la Universidad Tecnológica Empresarial de Guayaquil (UTEG). Allí ambos dieron su visión de lo que implicará llevar a Ecuador a una muerte cruzada. Una ruta de estabilidad y certeza, dice Dávalos, podría llegar recién en seis meses, cuando ya se posesione un nuevo Gobierno, “mientras tanto creo que vamos a tener una continuación de lo que se ha vivido hasta ahora”.

El ministro de Economía y Finanzas, Pablo Arosemena, mostró ayer positivismo, tras asegurar que en esos seis meses    que quedan serán capaces de hacer lo planificado en dos años. Galo Cabanilla, canciller de la UTEG, ve eso posible si se impulsan proyectos que podrían causar un efecto inmediato, como la Ley de Fortalecimiento de la Economía Familiar. No obstante, tampoco será tan fácil.

“También hay que ver qué pasa, si en estos meses se va a gobernar por decreto, habría que medir cuán difícil será aplicar esto, dado que la Corte Constitucional estará supervisando la mayoría de estos decretos de ley, por eso es difícil proyectar o prever ahora mismo qué va a pasar en materia económica”.

Sin embargo, Cabanilla cree que el presidente Lasso no debe perder el foco en medio de esta crisis política. Seguir empujando la economía debe ser una de sus prioridades. “El presidente debe aprovechar que tiene presupuesto ahora. Debe entrar a hacer los cambios que se requieren en compras públicas, lo que ha entorpecido la ejecución presupuestaria, que debe enfocarse hoy por hoy en dar las condiciones a las empresas para poder operar. Es decir, apuntar a    contrarrestar la inseguridad, por otro lado están los problemas de salud, educación, la parte social”, dice.

De cara al mundo, la situación del país también se complica, con un riesgo país que se mantiene alto (1.773 puntos hasta el martes) y que podría    agravarse encareciendo aún más el crédito externo que el Gobierno y las empresas reciben. “Todo va a depender de los decretos que el presidente Guillermo Lasso haga; es decir, si estos son atractivos para los organismos multilaterales y tenedores de bonos”, dijo José Rivera, country manager de Libertad Academy. Para Ortiz, eso podría trastocar los planes de este año, aún está por verse de qué manera Finanzas obtendrá recursos para cubrir los $ 7.000 millones de necesidades de financiamiento proyectadas para este 2023. Otro ajuste, dice, podría hacerse también en la proyección de crecimiento. “El 2,6 % que ha estimado el BCE creo que sigue siendo influenciado por un rebote de la pandemia, pero hoy con esta nueva circunstancia de la muerte cruzada y el potencial ‘parar para ver qué pasa’, podría llevarnos fácilmente a crecer a menos del 2 %”.