Una veintena de personas acompañó este lunes a cuatro policías sentenciados a 12 años de reclusión por tentativa de asesinato, en el grado de magnicidio, por la revuelta policial del 30 de septiembre de 2010.

La denuncia se presentó en la Fiscalía General del Estado. Los uniformados dicen que fueron perseguidos durante el gobierno de Rafael Correa, sabiendo que eran inocentes. Los cuatro hombres estuvieron cinco años presos; actualmente, están con prelibertad: se presentan una vez al mes en la cárcel 4 de Quito.

Geovanny Lasso, luego de seis años de haberse entregado a las autoridades, dice que fue investigado y sentenciado sin que existan pruebas. Recoge las afirmaciones del presidente Lenín Moreno, quien en abril pasado dijo que el 30S era un hecho fraguado y manipulado. Asegura que existió un concierto para sentenciar a víctimas y perseguir a las personas. Pide que se haga justicia.

“Sabían que éramos inocentes, pero a cambio de la libertad” les pedían que involucren a otras personas, dijo. Luis Guanotasig fue a pedir una investigación clara, objetiva, sin perseguir a nadie.

Recuerda que “antes la justicia estaba sometida al poder político, se basaba en las ideologías de Correa. Nunca demostraron mi culpabilidad”, aseguró.

Eduardo Mullo también pide una investigación real, sin temor y sin la presión de nadie. Todos señalan que los correos de Pamela Martínez, exasesora de Correa, les da la razón pues en ellos se evidenciaría la manipulación de la justicia.

Cita los peritajes de Mario Grillo, que dice que estaba desarmado, uniformado, con actitud pasiva y contemplativa y que nunca se tomaron como elemento en su favor.

Paúl Jetacama lo que pide es una investigación imparcial. Le acusaron de estar detrás de la persona y ese dice fue el argumento del fiscal Gustavo Benítez para pedir su condena.