No es ningún secreto que demasiada sal equivale una asociación nociva para nuestra salud, ya que puede aumentar la presión arterial, el riesgo de ataque al corazón... y según dos nuevos estudios, el peligro de sufrir de obesidad.

Aunque las directrices alimentarias recomiendan la ingesta de menos de 2.300 mg de sodio al día, en el mundo, la mayoría sobrepasa esa cifra. O bien porque se nos va la mano con el salero, o porque ingerimos demasiados productos procesados, que representan el 75 % de nuestra ingesta total de sal. Lo que provoca que aquellas personas que son más sensibles a los productos con sabores grasos sean más propensas a comer alimentos de este tipo y por tanto, aumenten considerablemente de peso.

En los experimentos llevados a cabo por los investigadores, la sal resultó tener un papel clave a la hora de describir lo agradable o atractivo que resultaba un alimento. Así cuanta más cantidad contenían los alimentos (dulces o salados), mejor eran calificados por los participantes y más aumentaba el consumo de alimentos aceitosos, dentro y fuera de su hogar. MUY INTERESANTE