Ciudades comestibles

Cuando en la ciudad de Andernach, una pequeña y antigua población alemana de menos de 30.000 habitantes ubicada a orillas del Rin, sus vecinos necesitan abastecerse de verduras y hortalizas, salen a la calle y se dirigen a alguno de los distintos huertos que se extienden en los diferentes espacios públicos de la ciudad y los toman libremente.

El programa de huertos comunales llevado adelante por el ayuntamiento de Andernach, cubre en la actualidad la quinta parte de los parques, jardines y áreas verdes de la ciudad. Aquí los letreros de “no pisar el césped” se han sustituido por “lleve lo que quiera”, ya que los productos que se generan están al alcance, de manera gratuita, de cualquier vecino de la localidad. El Ayuntamiento cubre el valor de mantenimiento de los espacios cultivados y el sueldo de un equipo mínimo de trabajadores –exdesempleados-, aparte de que se cuenta con la participación activa de todos los habitantes. Según el alcalde de la ciudad, este programa ha significado un ahorro en las finanzas municipales, ya que el costo de mantenimiento de esos huertos es significativamente inferior a lo que antes se invertía en el cuidado de los espacios verdes, aparte de que el vandalismo es ahora inexistente, ya que cada ciudadano se ha convertido en el mejor guardián de los espacios públicos de la ciudad.

La decisión sobre qué plantar y qué producir involucra a todos los habitantes, además el proyecto también incorpora a los estudiantes de las escuelas y colegios locales en las labores agrícolas, quienes participan de manera activa, junto con sus padres y maestros, a través de la cría de abejas, imprescindibles para la polinización de las plantas. Asimismo, se están empezando a recuperar especies comestibles autóctonas que se encontraban en vías de extinción.

Andernach, primera ciudad comestible del mundo, ha recibido numerosos premios por su contribución real al desarrollo sostenible y a la participación social, y su experiencia está siendo exportada y replicada en más de 300 ciudades europeas, australianas y sudafricanas. Sin duda es un ejemplo a seguir.

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