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Las cifras que evidencian a partidos caducos y su irreal representación del pueblo

Los resultados de las seccionales muestran organizaciones políticas debilitadas y un voto disperso a miras de los comicios anticipados

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Imagen referencial para graficar este artículo. Corresponde al reconteo de votos en la Delegación Electoral del Guayas, como parte de las seccionales de febrero pasado.CHRISTIAN VINUEZA

Sus resultados los complican. Las seccionales, además de mostrar cambios de tendencias en el país, sirve de termómetro para que, ante la convocatoria de elecciones anticipadas por la muerte cruzada, las organizaciones políticas midan la posibilidad de presentar candidatos para las presidenciales y legislativas del 20 de agosto próximo.

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Los resultados de febrero, según un estudio realizado por el Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad Tecnológica Empresarial de Guayaquil (UTEG), muestran que el voto duro de las diferentes organizaciones políticas que compitieron en las elecciones seccionales no alcanzaría para marcar una tendencia ni tomar mucha ventaja en los comicios anticipados.

El estudio, según Gorki Aguirre, director del Instituto de Ciencias Políticas de la UTEG, demuestra que la realidad electoral de los partidos es distinta a la reflejada por sus líderes. “Utilizan una aleación de una suma de cosas (voto duro, voto con alianzas, blancos y nulos) y lo hacen parecer como si perteneciera al ganador, pero no”, dice.

Según las mediciones (ver gráfico), ninguna organización política superó el 10,78% de voto duro, cifra que alcanzó el correísmo. Le sigue el Partido Social Cristiano con un 6,81% de votantes fijos y el movimiento Pachakutik con un 3,64% de votos duros. El resto de organizaciones tiene cifras por debajo de dichas cifras.

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Imagen referencial para graficar el derecho al voto.HENRY LAPO

Aunque los datos muestran un diagnóstico, Esteban Ron, jurista y experto electoral, aclara que el voto duro no es medible, pero sí parametrable. “No es una constante medible siempre”, precisa Ron y señala que el voto duro se refleja a lo largo del tiempo y evaluando el historial de los resultados electorales.

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Hecha la puntualización, Ron explica que la baja cifra reflejada se debe a que los movimientos políticos van perdiendo fuerza y se van reinventando. “Por ejemplo, el correísmo ya tuvo una dispersión por haber estado en Fuerza Compromiso Social y al mismo tiempo aún existía Alianza PAIS; y luego surgió Unión por la Esperanza”, dice.

Asimismo, Ron añade que, aunque se pueden aprender lecciones de los comicios seccionales, no se puede proyectar totalmente a una elección general. “Mal o bien, al existir una gran cantidad de movimientos, esto puede generar una dispersión del voto. Algo que se reduce en las presidenciales”, añade.

Sin embargo, Aguirre defiende que los partidos confían en que quienes votaron por sus candidatos a alcaldes o a prefectos, sean un voto seguro para ellos. Asimismo, señala, hay organizaciones políticas nacionales que están por debajo del 1% de votación y que esto es de mala expectativa para ellos a miras de unos comicios generales. “¿Qué va a pasar? Van a poner candidatos que no les va a respaldar (votos) para nada”, dice.

En ese sentido, Ruth Hidalgo, directora ejecutiva de la Corporación Participación Ciudadana, rescata la necesidad de disminuir el catastro de los partidos y movimientos políticos para poder contrarrestar el problema de la dispersión de los votos. “Sin esto, la dispersión va a seguir siendo un tema determinante al momento de que las organizaciones políticas ganen elecciones con porcentajes mínimos”, sostiene Hidalgo.

En las últimas seccionales de febrero de 2023, por ejemplo, Guayaquil tuvo 11 candidatos a la Alcaldía y Quito 12 aspirantes al municipio capitalino. Asimismo, las últimas elecciones presidenciales de 2021 tuvo una papeleta con 16 candidatos al Palacio de Carondelet.

Esta gran cantidad de aspirantes, según continúa Hidalgo, también conlleva a problemas de legitimidad ya vistos por las administraciones locales. Por ejemplo, el exalcalde destituido de Quito, Jorge Yunda, llegó al municipio capitalino con menos del 30% de los votantes y, quien está por asumir la Alcaldía de Quito, Pabel Muñoz, ganó las elecciones con alrededor del 25% de los votantes capitalinos.

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EL ESCENARIO IDEAL PARA UN ‘OUTSIDER’

Las bajas cifras de las organizaciones políticas, según explica Gorki Aguirre, director del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad Tecnológica de Guayaquil (UTEG), hacen que perfiles considerados como ‘outsiders’ tomen protagonismo en el tablero.

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“Ellos (los candidatos outsiders) deben sintonizar su discurso con las necesidades de la gente, como la inseguridad”, señala Aguirre y aclara que para las figuras políticas ya reconocidas es más difícil apuntalar a ese discurso porque se contrasta con su pasado y las acciones tomadas.

Asimismo, añade que la potencialidad de un outsider también dependerá de la organización política que lo respalde, ya que no todas gozan de un buen prestigio. “Un porcentaje (de votos) lo pone el partido, pero otra, a veces muy grande, la pone el candidato y la estrategia que marque”, explica el director del Instituto.

LOS PERFILES PARA CANDIDATOS DE AGOSTO: 1. Otto Sonnenholzner. Exvicepresidente de Lenín Moreno. 2. Leonidas Iza. Presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) 3. Carlos Rabascall. Excandidato vicepresidencial del correísmo. 4. Yaku Pérez. Excandidato presidencial. 5. Jaime Nebot. Exalcalde de Guayaquil. 6. Fernando Villavicencio. Exasambleísta.