Dos hombres golpearon la puerta de la casa de Carlos (nombre protegido), en el recinto Cien Familias, del cantón Balao, Guayas. Sin conocer quiénes estaban detrás, y confiado de su decisión, su hijo de 17 años abrió, y sin mediar palabras con los sujetos desconocidos se topó con la muerte.

Más de cuatro disparos en el tórax y el abdomen dejaron al joven gravemente herido en el suelo y sin poder decir alguna palabra. El hecho ocurrió a las 18:00 del miércoles 29 de marzo. Al instante, los dos hombres desconocidos corrieron hasta una motocicleta que estaba estacionada a cinco metros del inmueble y se fugaron sin dejar rastro.

Por su parte, los familiares de la víctima, con su afán de salvarle la vida, fletaron una camioneta y trasladaron al joven hasta el hospital del cantón Naranjal, donde en la madrugada de este viernes 31 de marzo los galenos de turno confirmaron su fallecimiento, debido a los proyectiles recibidos.

“La felicidad de nuestra familia se nos fue para siempre. Dios mío, hasta cuándo tantos sicariatos en Balao y Naranjal”, así imploraban justicia los allegados del adolescente, quien fue acribillado dentro de su domicilio.

Agentes de la Unidad de Muertes Violentas (Dinased) y la Fiscalía aún indagan con los amigos y conocidos del fallecido, para conocer si el joven tenía o no problemas personales con alguien de su recinto.

Las autoridades presumen que, por la forma en que ocurrió el crimen, podría tratarse de una venganza o un ajuste de cuentas. Su padre, Carlos, narró a los uniformados cómo ocurrió el hecho y agregó que su hijo aparentemente no tenía problemas con nadie.

“Ya ni en nuestras casas estamos seguros. El vecino era un buen muchacho, esperamos que la Policía determine con sus investigaciones por qué lo asesinaron así”, relató Kelvin, un habitante del recinto Cien Familias.