Su vida corría peligro y hace aproximadamente un mes, Pedro Agapito Farro Peralta, de 42 años, se fue a vivir con su familia al cantón Milagro (Guayas), porque en su natal San Juan del cantón Puebloviejo (Los Ríos), era ya imposible poder vivir.

Sin embargo, la tarde del 9 de agosto se cumplieron las amenazas de muerte que tenía en su contra, cuando desde un vehículo le dispararon en reiteradas ocasiones mientras se encontraba realizando un trabajo de soldadura.

Según sus familiares, quienes prefirieron el anonimato, el hombre recién había llegado a la parroquia San Juan para realizar una obra y después de eso esperaba nuevamente retornar a Milagro. No obstante, los asesinos se adelantaron y en un descuido le propinaron 27 disparos con un fusil en todo el cuerpo y huyeron sin dejar rastro alguno.

El cuerpo de Pedro quedó boca abajo a un costado de la carretera. Una de sus hermanas escuchó las detonaciones y relató que al salir del inmueble solo lo encontró sin vida.

Los amigos de Pedro llegaron a la morgue de Babahoyo, hasta donde trasladaron el cadáver para los trámites pertinentes. Uno de los amigos del difunto recordó que Farro Peralta era cristiano evangélico y ambos se congregaron en una iglesia de Babahoyo.

“No sabemos qué pasó, pero él se apartó de los caminos de Dios. Después me enteré que ya no estaba viviendo en San Juan”, añadió el allegado.

El fallecido deja dos menores de edad y ahora sus familiares buscan justicia por lo ocurrido. De su lado la policía está estableciendo una línea de investigación para esclarecer quiénes ejecutaron el crimen.

Agentes de Criminalística de Los Ríos recopilan información para dar con los responsables de este nuevo hecho de sangre que pone de luto a otra familia riosense.