Palacio. El jefe de Gabinete, Eliseu Padilha; el presidente, Michel Temer; y el ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, en la primera reunión ministerial.

Los ajustes de Temer

El gobierno interino de Michel Temer anunció en su primer día de funciones un “cambio de rumbo” para combatir “la peor crisis económica en la historia de Brasil”, y trazó una meta que será difícil de cumplir: un Estado sin corrupción.

“Vamos a cortar gastos, privilegios de quienes no los precisan”, aseguró el flamante ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, un ortodoxo que fue bien recibido por los mercados tras meses de inestabilidad política y económica y sorprendentes giros de telenovela.

“Tenemos que controlar el crecimiento de los gastos” para frenar el aumento de la deuda pública y “comenzar a decir la verdad”, manifestó Meirelles, que presidió el Banco Central de Brasil en los ocho años del régimen de Lula (2003-2010).

La primera medida anunciada ayer fue la eliminación de al menos 4.000 empleos públicos hasta el próximo 31 de diciembre, lo que puede suponer el despido del 25 % de la plantilla de cada ministerio.

El objetivo de esta propuesta es cortar los gastos y mejorar la eficacia del Estado, dos de las prioridades que se propuso Temer en el discurso que pronunció el jueves al asumir la presidencia.

La primera parte de la reestructuración se inició con la decisión de Temer de reducir el número de ministerios desde 31 hasta 23.

Meirelles, aunque se negó a entrar en detalles, admitió que baraja establecer un techo para el gasto público y no descartó la posibilidad de crear nuevos impuestos, aunque adelantó que serían “temporales”, mientras se corrige el déficit.

En un futuro, el propósito del Gobierno brasileño es bajar los impuestos para incentivar el crecimiento de la economía, que actualmente atraviesa la recesión más profunda en siete décadas.

A largo plazo el gobierno se propone acometer una reforma del sistema de seguridad social, algo que el ministro de Hacienda consideró una “necesidad evidente”.

En Brasil no hay una edad mínima de jubilación y, según cálculos oficiales, el gasto con pensiones puede duplicarse y llegar al 24 % del PIB en el año 2040 si no se acomete una reforma.

Más inmediata será la revisión de los programas de asistencia social, que pasarán por una “auditoría”, a pesar de que Temer ha recalcado que no pretende eliminarlos.

El ministro de Planificación, Romero Jucá, calculó ayer que entre el 30 y el 40 % de los beneficiarios de los programas sociales no cumple los requisitos exigidos por ley y debería de dejar de recibir los subsidios que ahora se pagan a cerca de 46 millones de personas.

La economía brasileña se hundió un 3,8 % el año pasado y, según diversas proyecciones, el varapalo del Producto Interno Bruto (PIB) puede ser similar este año y rondar una caída del 3,5 %.

Un día después de la suspensión de la mandataria por el Senado para someterla a un juicio político, Rousseff acusó al nuevo régimen de “ilegítimo” y anunció que “lucharemos para volver”.

“Tenemos que defendernos políticamente. Esa defensa se hará para toda la sociedad brasileña y pretendo ir cada vez que sea invitada y responder sobre las razones que llevaron a este proceso”, señaló.

Acusada de maquillaje de las cuentas públicas, Rousseff fue apartada del poder por un máximo de 180 días, mientras dure su juicio. Si es hallada culpable, Temer completará su mandato hasta 2018.

Prioridad, reducir el déficit fiscal

Las medidas más duras, dentro del “importante” plan de ajuste que prepara el ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, tendrán que esperar a que se conozca el real estado de las cuentas que dejó Dilma Rousseff, quien fue suspendida bajo la acusación de haber realizado maniobras contables irregulares para maquillar el déficit fiscal.

La falta de anuncios de mayor calado desagradó al mercado. La bolsa de Sao Paulo reaccionó con un abultado descenso del 3,25 % a dos horas del cierre. La prioridad será reducir el déficit fiscal y recortar la deuda pública que, según el jefe del equipo económico del nuevo régimen, es “insostenible”.

Datos

- Crecimiento

La suspensión de Dilma Rousseff, la primera mujer en asumir el poder del gigante sudamericano (Brasil) en 2011, marca el fin de una era de la izquierda en América Latina.

- Popularidad

Rousseff se aleja del cargo con apenas un 10 % de popularidad, en medio del megafraude en Petrobras que ha manchado a buena parte de la élite del poder en Brasilia. Y se quedará sin inaugurar los Juegos Olímpicos que se celebrarán en agosto en Río de Janeiro.

- Destitución

Para destituir definitivamente a Dilma Rousseff, la oposición requiere de dos tercios de los votos del Senado (54 de un total de 81 miembros), uno menos de los registrados el jueves, lo que hace muy difícil su retorno al poder.