Uno mas

Lula terminó en la cárcel. Corría octubre de 2007 y el gobierno del presidente Correa expulsaba -justificadamente por cierto- a Odebrecht de Ecuador. Posteriormente Lula, en una reacción que parecía “casi personal”, ordenaba una serie de medidas que afectarían la relación binacional, entre otras, congelar el proyecto multimodal Manta-Manaos. En ese instante uno de los más sorprendidos debió ser el presidente Correa al ver una reacción tan furibunda de Lula. Debieron pasar algunos años para entender las razones reales por las cuales Lula lo sentía “personal”. Finalmente, en medio de un nutrido grupo de simpatizantes, el brasileño se ha entregado a la justicia, manteniendo aún una gran popularidad, especialmente en los estratos económicamente más desposeídos en Brasil. En un juicio observado y tamizado por la sociedad brasileña, organizaciones internacionales y los medios de prensa de todos los colores, finalmente fue encontrado culpable de corrupción. El juez Sergio Moro, una de esas figuras que pasarán a la historia por “cargarse al mundo encima”, fue quien desenmarañó toda la madeja de corrupción. Las pruebas evidenciaron haber aceptado sobornos por $1,1 millones de la constructora OAS. Además de ello, hay otros procesos abiertos por la propiedad de una casa de descanso en Atibaia, donde la mano financiera de Odebrecht y OAS aparecen.

¿Qué razones tendría la justicia brasileña y en particular el juez Moro, para tirarse encima a Odebrecht, sus altos dignatarios, a Lula, a presidentes, vicepresidentes y más funcionarios de otros países? ¿Por qué arriesgarían sus vidas y las de sus familias? Cuesta pensar que este es un proceso para “dañar a los gobiernos de izquierda”, porque en el camino “se han comido” por igual a izquierdistas y derechistas. Creo que mal hacen algunas personas que estoy convencido son honradas, en defender a Lula con tanta evidencia en contra. Su popularidad me recuerda a la de Pablo Escobar al morir, que también era un héroe para muchísimos pobres en Medellín; pero en el caso de Lula, la plata venía del contribuyente brasileño. Pequeña diferencia.