Editorial: El Atahualpa y Quito

Este conflicto subraya la urgencia de una administración pública eficaz y responsable

La reversión del Estadio Olímpico Atahualpa al Municipio de Quito tras décadas bajo administración de la Concentración Deportiva de Pichincha (CDP) ha generado una controversia que evidencia la necesidad de una gestión pública eficiente y transparente. El proceso se basó en el incumplimiento por parte de la CDP de condiciones como la construcción de instalaciones deportivas, deterioro estructural y falta de mantenimiento, y el problema se hizo de conocimiento público cuando la Agencia Metropolitana de Control clausuró el estadio por irregularidades en el almacenamiento de cilindros gas. El juez a cargo del caso señaló que, al haberse entregado en donación, la reversión no podía darse como si se tratase de un comodato, que es el planteamiento de la mayoría del Concejo Metropolitano.

La posibilidad de que una empresa privada o un consorcio público-privado asuma el manejo del estadio Atahualpa para desarrollar un proyecto deportivo y comercial es loable. Quito necesita este tipo de iniciativas para revitalizar su dinámica urbana y por ello lo mismo debería considerarse para espacios descuidados o con escasa utilización, como el Coliseo Julio César Hidalgo, la plaza de toros o el parque Bicentenario. Este conflicto subraya la urgencia de una administración pública eficaz y responsable, capaz de recuperar sitios emblemáticos hoy deteriorados.