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Medardo Mora: Argentina y su cambio democrático

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El pueblo argentino optó por un cambio, antes que a mantener el ‘status’ que ha prevalecido las últimas décadas

Argentina inició un nuevo gobierno con un presidente libertario, que considera que el Estado debe estar al servicio de sus mandantes y no estos al servicio de un Estado dirigido por funcionarios que imponen regulaciones o controles excesivos, que entorpecen las actividades de los ciudadanos.

Al margen de las ideas o plan de gobierno que tenga el presidente Milei, debe respetar la normativa legal vigente. Dependerá de su habilidad implementar los cambios que propone, basados en reducir el rol del Estado, que según sus declaraciones debe limitarse a garantizar la vida, la libertad, la propiedad privada, el libre mercado, la libre competencia, tesis opuestas a las del fascismo, nazismo o al comunismo que existió en la Unión Soviética, en que el Estado decide o arbitra lo que se puede o debe hacer.

El pueblo argentino optó por un cambio, antes que a mantener el ‘status’ que ha prevalecido las últimas décadas. El discurso de posesión del presidente fue claro, frontal; eso es positivo, la gente sabe a qué atenerse. Los resultados de su gestión son inciertos, tendrá la oposición de quienes se han beneficiado de un Estado aparentemente dadivoso, por ello la drástica reducción de su tamaño generará protestas y movilizaciones de quienes perderán canonjías. Advirtió: “los sacrificios serán del Estado, no de las personas”.

América Latina es heredera de un populismo que utiliza la demagogia en la que, según Stefan Sweig, conviven impunemente la mentira y el robo a los fondos públicos. Se oferta lo que conviene escuchar al elector; aquello ha formado culturalmente individuos que se sienten titulares de derechos pero no de obligaciones, introduciendo la creencia de que cuando quienes hacen una obra pública o ejecutan la prestación de un servicio público están siendo generosos, sin advertir que lo hacen con tributos que el ciudadano aporta a los gobiernos, nacional y seccionales

Anteriormente existieron caudillos populistas como Perón, Getulio Vargas, Aessandri Palma, Velasco Ibarra, Haya a de la Torre, Rojas Pinilla, que tenían una sólida formación intelectual; actualmente hay aspirantes a gobernantes que utilizan el ‘marketing’ para alcanzar el poder.