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Fausto Ortiz: ¿Cuánto nos toca?

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El tiempo del ajuste debería llegar a su fin, sería bueno que se empiece a pensar en crecer

La población ecuatoriana, allá por 2007 sobrepasaba los 13,5 millones y hasta 2023 nos acercamos a los 18,5 millones. Con esos números podemos ir haciendo las reparticiones respectivas.

Si correspondiera asignar la Deuda Pública Total a cada ecuatoriano por partes iguales, en 2007 “debíamos” $1.000 y en la misma forma, si nos hubiera correspondido distribuirnos la Producción Nacional (PIB) de ese año, el cheque recibido hubiera sido $3.728 para cada uno. ‘Nuestra’ deuda fue el 27 % de lo que se generaba en ingresos durante el año. Bastante manejable. 

Hoy cada ecuatoriano nace con una deuda bajo el brazo de $4.542 y representa el 70 % de los $6.433 que individualmente nos ‘corresponde’ del Producto Interno Bruto al finalizar el 2023. En 2017 la deuda y PIB per cápita fueron $3.060 y $6.150 respectivamente. La relación deuda a PIB fue del 50 %. Hoy estamos, como país, más endeudados y mal endeudados. No sería raro que lo mismo aplique para alguna que otra situación individual.

Si hacemos el mismo ejercicio con la Inversión Extranjera Directa que se recibe anualmente, en 2007 cada ecuatoriano recibió $14, que pasaron a $37 en 2017 y cayeron a $ 20 en 2023. Desde 2010 no había sido tan baja la relación calculada de esa manera o frente al PIB. El promedio de Inversión Extranjera Directa frente al PIB de los últimos 17 años fue de 0,8 %, el año pasado fue la cuarta parte. Si hubiera que hacer desfilar indicadores económicos, este iría al final de la cola por malo o muy malo.

Las Remesas cuentan otra historia y como buena historia tiene varias vertientes. Una de ellas es el sufrimiento de las familias que deben ver partir a sus seres queridos en ese drama humano llamado migración. Los que logran sobrevivir a la migración ilegal cumplen con su objetivo, enviar recursos a sus hogares. En dólares, allá por el 2007 las Remesas totalizaron $3.300 millones, 10 años después en 2017 cayeron a $2.840 millones y el año pasado marcaron récord en dólares al llegar a los $5.447 millones. 

Si nos tocara por igual a cada ecuatoriano, en 2023 habríamos recibido $295 per cápita, que también es récord y son casi $50 más que en 2007. Al comparar las Remesas con el tamaño de la economía, lo recibido en 2023 representó 4,6 % del tamaño del PIB, mientras que en 2007 tuvo mayor incidencia al representar el 6,5 % de la economía.

El tiempo del ajuste debería llegar a su fin, sería bueno que se empiece a pensar en crecer para que debamos menos y recibamos más. Hay correctivos por efectuar, pero deberían irse dando en conjunto con políticas que generen empleo y actividad económica.

El esfuerzo de mayores ingresos tributarios originado en IVA debería ser el último en tema tributario; hay que enfocarse en mejorar ingresos petroleros por incrementos de producción y menores subsidios, irse preparando para las reformas a la Seguridad Social para que no sea un peso inmanejable en lo fiscal. Al IESS también hay que aplicarle la purga, combatir la plaga y acabar con la murga. Igual que en alguna parte del Gasto Público, la ruta de achicarse y redefinir su rol para los siguientes 30 años será relevante. Seguridad Social y Salud dentro del IESS podrían requerir ser separados y mientras más temprano ocurra, podría mejorar la probabilidad de que ambos sobrevivan.