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Igualar la lucha contra el cáncer

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"La mayoría de las personas no cree que los cánceres se puedan prevenir mediante la vacunación"

Informar a alguien que tiene cáncer es indescriptiblemente difícil y más desgarrador cuando sabemos que su enfermedad podría haber sido detectada y tratada antes, aumentando sus posibilidades de supervivencia, o que incluso podría haberse evitado por completo. Diez millones de personas murieron prematuramente por cáncer en 2020. La mitad de estas muertes podrían haberse evitado a través de una mayor toma de conciencia sobre factores de riesgo y las de alerta temprana, consultas médicas más tempranas y un acceso más fácil y oportuno a servicios sanitarios y a equipos médicos de alto rendimiento para realización de pruebas. 

Avanzar rápidamente hacia la cobertura sanitaria universal (CSU) puede ayudar a lograr este objetivo. Existen varias razones por las que actualmente no somos todos iguales ante el cáncer. Estos “determinantes sociales de la salud ”, por ejemplo dónde nacemos, crecemos, vivimos y trabajamos, así como nuestro nivel de ingresos, influyen en nuestras percepciones y comprensión del cáncer y los riesgos que contribuyen a su desarrollo. 

Estos factores también ayudan a determinar la calidad de atención a que podemos acceder, que depende de la solidez de nuestro sistema sanitario local, de la cantidad de instalaciones de salud o médicos especializados disponibles, la facilidad para trasladarse a uno de estos centros y quedarse allí para recibir atención, y el costo de la atención médica. Una gama de influyentes factores personales, sociales, culturales y religiosas también desempeñan un papel. 

Ampliar la cobertura sanitaria a todos puede ayudar a superar las desigualdades socioeconómicas en el acceso a atención sanitaria, evitando así millones de muertes relacionadas con el cáncer. Al mismo tiempo, las medidas eficientes en cuanto a recursos que todos los países pueden adoptar para reducir la carga del cáncer (medidas desarrolladas y aplicadas a través de la planificación nacional del control del cáncer) pueden facilitar el avance hacia la CSU. En este sentido, el control del cáncer y la cobertura sanitaria universal van de la mano. 

La CSU no solo salva vidas y defiende el derecho fundamental de las personas a la salud y la dignidad humana, sino que también contribuye a la estabilidad social y política y genera valiosos beneficios económicos. Cuanto más sana es una población en general, tiende a tener mayor resiliencia y a ser más productiva. La carga económica de avanzar hacia la CSU y garantizar una mejor salud para todos no es tan pesada como cabría esperar. 

Según la Organización Mundial de la Salud, la eliminación del cáncer de cuello uterino costaría un promedio de $ 0,40 por persona por año en entornos de bajos ingresos, y de $ 0,20 por persona por año en países de ingresos medios-bajos. Estas cifras palidecen en comparación con el costo humano, social y económico de permitir que las personas mueran de una enfermedad prevenible.

La pandemia de COVID-19 ha puesto de relieve la necesidad de contar con sistemas de salud más sólidos y una cobertura sanitaria universal para prevenir más muertes evitables. Adoptar el mismo enfoque para controlar el cáncer puede ayudar a garantizar que cinco millones de personas al año no mueran prematuramente y que ningún médico necesite decirle a otro paciente con cáncer que su enfermedad podría haberse prevenido.