El valor de la vida humana

Malo sería que por leyes creadas por un Estado se pretenda sancionar al médico por oponerse a matar a través de prácticas abortivas...

Por ideologías relativistas en algunos países se están debatiendo y aprobando leyes con conceptos antivida, antifamilia. Según la Iglesia católica, fundamentada en la Sagrada Escritura, Dios infunde el alma en el primer instante de la existencia (concepción). El aborto provocado es un acto criminal, un pecado mortal que lacera el respeto a toda vida; la mayor causa de muertes en el mundo. Se estima que anualmente son abortados 45 millones de niños. En muchos países para legalizarlo comienzan por presentar tres casos especiales: violación, malformación del feto y peligro para la vida de la madre. Luego se abre la puerta cada vez más hasta llegar al aborto a petición. En el Congreso Médico de Kiev (URSS) en 1927, Experiencia con la legalización del aborto, se afirmó que no hay cirugía ginecológica con tantos peligros como el aborto provocado: perforación, infección, hemorragias y mortalidad en la mujer gestante. El aborto mata a seres humanos en el vientre de sus madres, impidiendo su experiencia en la tierra. Condena a sus madres a sufrimiento físico, psicológico, social y espiritual. Los médicos estamos llamados a brindar salud y somos pieza fundamental en el proceso de recuperación integral, en lo físico y emocional. Desde que hacemos el juramento de Hipócrates, respetamos toda vida humana desde su concepción hasta su muerte natural. Malo sería que por leyes creadas por un Estado se pretenda sancionar al médico por oponerse a matar a través de prácticas abortivas al ser humano en el vientre materno, siendo su único delito el haber sido concebido por una violación.

Dr. Wilson Drouet Tutivén