El ejemplo es el mejor predicador

Se pueden pasar horas de horas dando consejos, sugiriendo comportamientos, hablando de criterios a seguir, pero si no están cimentados sobre el buen ejemplo, de poco servirán para quienes los escuchen. Para un hijo o hija adolescente, nada es más coherente que ver a sus padres llevar una vida compatible con los ideales forjados sobre la lealtad y la responsabilidad en los actos que realizan. ¿Qué ejemplo les damos, al trabajar con esfuerzo, y compartir con ellos los momentos libres?, ¿al tratar a una persona?, ¿y aplicar la virtud de la templanza, en una fiesta o reunión?, ¿cuando nos acercamos a Dios, y nos ven rezar? Nuestros hijos están esperando siempre un modelo a seguir. ¿Ese modelo... somos nosotros?

Mario Monteverde Rodríguez