Cartas de lectores: Las masas tratan de gobernar el mundo
Brasil y México, con sus gobiernos socialistas y aparentes buenos PIB, podrían convertirse en nuevas potencias económicas
En las profecías de Notre Dame (Nostradamus) para 2025 se presagia que los grandes países líderes serán derrocados. Al parecer, los gobiernos del socialismo del siglo XXI y afines al Foro de Sao Paulo buscan poblar el mundo con regímenes que degradan la democracia. Sus conocimientos en política, economía y geopolítica son vanos o nulos, guiados por intereses particulares y no colectivos. El objetivo final parece ser la subyugación de las poblaciones mediante acciones erráticas, perpetuando la pobreza bajo la teoría equivocada de que los pobres deben seguir siéndolo, creencia que surgió entre emprendedores de origen popular. Así, mantienen pobres a los países en desarrollo. Las elecciones globales se han generalizado con postulaciones acomodaticias, ignorando el accionar de organismos de control, y designando gobernantes según el respaldo físico y económico. Tal es el caso de Venezuela, Haití, Nicaragua y Cuba, donde el poder se ha mantenido por décadas. Hoy las grandes potencias como EE.UU., Rusia y China (esta última, con más de 4.000 años de cultura Ming y solo siete presidentes hasta Xi Jinping), mantienen presidentes que se reeligen unilateralmente, invocando el adagio de que ‘la voz del pueblo es la voz de Dios’, presagiando un resbalón económico.
En el futuro, Brasil y México, con sus gobiernos socialistas y aparentes buenos PIB, podrían convertirse en nuevas potencias económicas. Del mismo modo, los gobiernos de facto han servido de antesala para que las masas se perpetúen en el poder. En Ecuador, don Daniel Noboa Azín ha frenado las ambiciones del poder de izquierda, y se espera que otros países emulen estas acciones para evitar gobiernos populistas que degradan la democracia. Las masas, al abordar temas políticos, económicos y sociales, no garantizan una acción de gobierno favorable, ni reúnen los requisitos para representar un gobierno libre y soberano, como el que necesita el pueblo ecuatoriano.
José Arrobo Reyes