
El futuro perdido del Ana Paredes se refleja en otros patrimonios de Guayaquil
Continúa abandonado pese a reiterados anuncios de recuperación. Falta de políticas públicas claras para rescate de bienes
Por más que se hagan anuncios y se graben videos, la realidad del patrimonio arquitectónico de Guayaquil se impone con crudeza. En pleno centro, el hedor a orina, acentuado por el inclemente sol, ahuyenta a quienes se acercan al soportal del edificio Ana Paredes, en Chimborazo y Sucre. Allí, donde funcionó el tradicional colegio, hoy queda poco más que pestilencia, pilares corroídos, grafitis, ventanales rotos y promesas.
El pasado 12 de junio, concejales y funcionarios visitaron el inmueble y proclamaron el inicio del “proceso de intervención”. Blanca López, exvicealcaldesa, publicó un video afirmando que se definió una hoja de ruta que arranca con un estudio de restauración.
Pero el anuncio no es nuevo. Ya en agosto de 2023, el Municipio, liderado por Aquiles Álvarez, publicó que “recupera edificio patrimonial” y detalló un plan que incluía levantamiento topográfico y propuestas para convertir el lugar en una extensión de la Biblioteca Municipal.
Casi dos años después, lo que predomina es la descomposición. La puerta del edificio permanece asegurada con un candado, los salones vacíos siguen allí, y lo más evidente es el abandono. La pregunta es inevitable: ¿qué ha cambiado desde aquel primer anuncio?
EXPRESO solicitó una entrevista con el Municipio para conocer en qué etapa concreta se encuentra el proyecto y cuál es la hoja de ruta para este y otros bienes patrimoniales de Guayaquil. No hubo respuesta institucional, aunque Blanca López sí remitió un documento donde asegura que se impulsa la recuperación del predio, con una mesa técnica activa y la promesa de una futura consultoría.
Municipio no responde, pero sí lo hace Blanca López
“Como todo proyecto, tiene distintas etapas. Actualmente nos encontramos en esta etapa con miras a un análisis de la infraestructura del inmueble, a fin de preservar sus características”, respondió la concejala.
También subrayó que la consultoría permitirá “diagnosticar con precisión el estado actual del inmueble, definir las intervenciones necesarias para su restauración estructural y proponer usos culturales, artísticos, educativos y turísticos”. Es decir, se desconoce con certeza qué fin tendrá este patrimonio.

Pero el edificio Ana Paredes no es el único caso en la ciudad. A pocas cuadras, la histórica casa Maldonado, en Víctor Manuel Rendón y Pedro Carbo, también sufre el peso del abandono. En su fachada cuelgan notificaciones municipales y sellos de “Suspensión de obra”, por daños a bienes públicos durante un proceso de construcción. Justo al lado, otra casona patrimonial permanece deshabitada, pese a los pedidos ciudadanos para que se le dé uso.
Experto cuestiona mecanismos reales
La situación, según expertos, revela un problema estructural y de voluntad política. César Santana, doctor en patrimonio, advierte que la crisis del patrimonio en Guayaquil tiene raíces profundas. “La competencia no es clara. La mayoría de estos bienes son casas particulares, y muchos están abandonados. Es importante recuperarlos porque son parte de la memoria histórica de cómo era y es todavía la ciudad”, sostiene.
El experto también cuestiona la falta de políticas públicas efectivas y mecanismos reales que permitan a los propietarios o autoridades intervenir estos bienes. “Creemos que el patrimonio solo sirve para museos o teatros, y no es así. En otros países, estos inmuebles se convierten en viviendas, alojamientos turísticos o incluso viviendas de interés social”, agrega.
Santana menciona ejemplos como el edificio Macaferri en Boyacá, o la casona en Escobedo y 9 de Octubre, ambos visibles y visiblemente deteriorados. “Yo mismo trabajé en un proyecto que incluía recorridos con dron, fotos y modelos 3D de bienes patrimoniales, precisamente para permitir su reconstrucción si se perdieran. Pero muchas veces las instituciones no cuentan con tecnología actualizada”, señala.
A esto se suma otra preocupación: la capacidad técnica de las entidades. “El Municipio sé que tiene una dirección de patrimonio y desconozco quién está en este momento, pero creo que faltan personas capacitadas para este tipo de intervenciones; se quedan mucho en el discurso, pero poco en la acción”, acota.
Investigador histórico: "No representan una política pública de largo plazo"
Fernando Mancero, investigador histórico, manifiesta que el problema pasa por la inexistencia de una ordenanza municipal que se relacione con la conservación del patrimonio. “Solo hay un departamento de Patrimonio con un presupuesto mínimo. Así es imposible avanzar. Las intervenciones, como la del Ana Paredes, son puntuales, se agradecen, pero no representan una política pública de largo plazo”, remarca.
Mancero reconoce que la situación lleva años en la ciudad y lamenta que al ciudadano promedio guayaquileño le importa poco. “Hay personas preparadas que podrían cambiar esta historia. No puede ser que edificios de distinto tipo se vayan perdiendo. Están cubiertos, ocultos, y eso destruye la historia de progreso que alguna vez tuvo Guayaquil. También necesitamos presupuesto”, concluye.

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