Manual del papá moderno: lo que sí hacen (y lo que ya no) los padres de hoy

Adiós al padre ausente, distante y proveedor silencioso. El rol paterno está cambiando, y con fuerza. Hoy, muchos hombres están presentes desde el embarazo, piden licencias de paternidad, cocinan, crían, asisten a terapias familiares y se involucran emocionalmente en la crianza. Ser papá ya no es solo “ayudar”, es estar.

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Papás que cambian pañales, pero también estructuras

El modelo de “papá proveedor” que creció con las generaciones pasadas comienza a desdibujarse. En su lugar, aparece un nuevo tipo de padre: emocionalmente disponible, activo en la crianza y dispuesto a cuestionar los estereotipos de género. Ya no es “el que ayuda”, sino “el que educa, cuida y participa”.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el 64 % de los hombres ecuatorianos entre 25 y 44 años afirma que realiza tareas domésticas de forma diaria, y un 51 % dice involucrarse activamente en la crianza de sus hijos. Aunque aún hay brechas, el cambio es evidente y generacional.

La paternidad desde las cifras (y desde el corazón)

Un informe de UNICEF y ONU Mujeres destaca que los primeros 1.000 días de vida de un bebé son cruciales para su desarrollo emocional, y que la participación activa del padre mejora el apego, el lenguaje y la autoestima del niño. Además, niños y niñas con padres presentes tienen menos probabilidades de desarrollar problemas de comportamiento.

La licencia de paternidad, aunque corta en Ecuador (actualmente de 10 días por ley), está cada vez más normalizada. Muchos padres la usan completa, y algunos incluso optan por licencias no remuneradas para compartir más tiempo con su bebé.

"Hoy, vemos a muchos padres involucrados activamente en todas las áreas"

Para la psicóloga Ariana Menezes, la evolución del rol paterno es uno de los cambios más significativos (y necesarios) en las dinámicas familiares actuales. “Antes, el padre estaba centrado casi exclusivamente en proveer, mientras que la crianza recaía únicamente en la madre. Hoy, vemos a muchos padres involucrados activamente en todas las áreas: desde cambiar pañales hasta asistir a terapias familiares”, comenta.

Este giro no es casual, sino el reflejo de una sociedad que empieza a valorar la equidad, el autocuidado y la conexión emocional como pilares de crianza. “Cuando los papás se permiten sentir, cuidar y estar presentes, los hijos no solo reciben compañía, sino vínculos más afectivos y conscientes”, asegura Menezes. Y remata con una frase que encapsula el espíritu de esta transformación:

“Ser un papá moderno no es hacer más cosas, es amar de forma más consciente.”

La psicóloga Laura Durán, especialista en salud mental del Centro PsicoMIEL, explica que esta nueva generación de padres enfrenta el reto de criar con mayor conciencia. “Muchos hombres que están en la etapa de ser padres o consideran serlo experimentan una fuerte incertidumbre sobre el tipo de crianza que quieren ofrecer. Se cuestionan si serán buenos padres, especialmente al confrontar traumas o carencias emocionales de su propia infancia”, señala.

Menciona que este proceso introspectivo ha generado una transformación profunda. Ya no se trata solo de tareas visibles como asistir a eventos escolares o cambiar pañales, sino de un trabajo interno real, que lleva a muchos hombres a acudir a terapia para romper patrones dañinos y ejercer una paternidad más consciente. Sin embargo, Durán también advierte sobre un fenómeno común: la sobreprotección. “Algunos padres, sobre todo quienes tienen un solo hijo, tienden a sobrecompensar y limitar la autonomía del niño. Esto puede derivar en dificultades emocionales y baja tolerancia a la frustración”.

La clave, según la especialista, está en encontrar un equilibrio entre cuidado, límites y conexión emocional. “El padre moderno no solo amplió sus funciones dentro del hogar, también asumió una responsabilidad emocional y psicológica más profunda. Es un avance hacia una paternidad más humana, empática y comprometida”.

Los "nuevos padres" también se hacen cargo de la lonchera, de cocinar, de ir a reuniones escolares y de armar los disfraces de la semana cultural. Están presentes, no como héroes, sino como compañeros de crianza.

Y aunque la paternidad no es perfecta (ni tiene que serlo), el simple hecho de que muchos hombres hoy se pregunten cómo hacerlo mejor, ya es un paso hacia una sociedad más equitativa y consciente.

Lo que sí hacen los papás de hoy:

• Cambian pañales sin que se les “felicite por ayudar”.
• Cocinan, limpian y hacen mercado sin dramatismos.
• Piden licencias, bajan apps de embarazo y asisten al parto.
• Lloran sin culpa y hablan con sus hijos sobre emociones.
• Van a terapia y trabajan sus traumas.
• No esperan ser "el jefe de la casa", sino un coequipero.

Ser padre ya no se trata solo de estar. Se trata de estar bien. Y esa es, tal vez, la mejor herencia que un hombre puede dejarle a sus hijos.

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