
Las terapias para ninos incluyen canes
La tendencia es que los pacientes se sientan menos en un hospital y más como en su casa.Julio Guzmán, Inspectoría de Innovación JBG
Es lunes por la mañana y el espacio de juegos del Instituto de Neurociencias está copado por los niños que esperan ser atendidos. Un grupo de voluntarios lleva a sus perros hasta el sitio. Basta con verlos y a los pequeños les invade la curiosidad, se sienten atraídos por la presencia canina y esperan poder tocarlos y jugar.
Dos menores se acercan a Lissy, una vizsla de nueve meses, a quien Sandra Caizatoa rescató de las calles. La mujer le indica a los chicos los trucos que la cachorra puede ejecutar y cómo incentivarla: con galletas.
Los comandos son sencillos. “High five, es como decir dame cinco, o chócala, la perrita dará la mano. O al decir ‘sit’, se sentará”, explica mientras los chicos lo intentan.
El juego con Lissy es solo superado por los saltos que hace Theo, un dogo de burdeos de año y medio, que brinca por encima de una barra cuando le dicen ‘jump’. O el salto de Kao, un weimaraner que ingresa por un aro. Mientras otro grupo de niños abraza y acaricia a Leyla, una pastor alemán, ‘hermana’ de Lissy.
Estos, junto a Magno, Tito y Ananda, son entrenados por Daniela Carrera, especialista en comportamiento canino y fundadora de Happy dogs, un programa de terapias y visitas de canes; y que desde el 2 de mayo se incluyó en el Neurociencias como parte de un plan piloto para tratar trastornos emocionales en los niños.
“Visitando hospitales en el exterior encontré la canoterapia y la hemos puesto en práctica. Nos tomó un tiempo identificar a los dueños de esos perros que pudieran venir para acá”, indicó Julio Guzmán, de la Inspectoría de Innovación y Satisfacción al Paciente de la Junta de Beneficencia de Guayaquil.
En total son veinticinco perros que pertenecen al programa voluntario, pero las visitan las rotan en grupos de siete, indica Daniela, quien destaca de la terapia el soporte emocional, la estimulación extrasensorial y física.
“La terapia de soporte emocional es netamente con los niños, con problemas de autoestima, de concentración. Los perros incitan a que los toquen y al hacerlo los niños se sienten más relajados, más felices, y se reduce en ellos la depresión, el estrés y la ansiedad”, acota Carrera. KSG