El relativismo: problema cultural
La semana pasada, en la presentación de un libro en la Universidad Particular Espíritu Santo, UEES, el expresidente de la República, Dr. Gustavo Noboa Bejarano, habló del relativismo como una de las características de nuestro tiempo y también como uno de sus males mayores.
En su exposición el expresidente planteó que existe en nuestra sociedad un relativismo a nivel de lenguaje, relacionado con una ausencia de valores primarios referenciales en todos los ámbitos, pero muy especialmente el de la ética. El relativismo sería así una especie de “ambigüedad de la cultura”, ambigüedad en la que los individuos se extravían en sus elecciones debido a que todos los valores están situados en un mismo plano de relevancia. Este “espíritu” de relativismo, si es que podemos hablar en estos términos, sirve de comodín o de disculpa para justificar cualquier decisión sin caer en los debates de conciencia de épocas pasadas, donde la elección entre lo “moral” o “inmoral” era crucial.
No se trata por supuesto de repetir la frase tantas veces denunciada por los lógicos por la contradicción que implica, de que “todo es relativo”. El relativismo, por lo menos el actual, hay que entenderlo en la línea de una negación de principios o de fundamentos. No niega la existencia de valores pero estos son siempre limitados y carecen de una sustantividad ontológica que les permita erigirse como verdaderos referentes de decisión. Son “personales”.
El problema del relativismo tiene múltiples implicaciones. Una de ellas, por ejemplo, los anticuerpos que genera. Los fanatismos religiosos o políticos actuales parecerían ser la respuesta a esta indeterminación del lenguaje y de conducta.
Pero el relativismo puede ser también un arma ideológica y creo que a eso se refería básicamente el expositor. Esta confusión de lenguaje y de conceptos no es natural sino que está montada por quienes sí tienen claros los objetivos que persiguen y que para su defensa carecen de todo relativismo y hasta de tolerancia. El relativismo como dispositivo en la lucha por el poder.
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