La embarcación que naufragó con 37 personas a bordo, el pasado 25 de septiembre en Galápagos, presentó fallas 15 minutos después de zarpar desde la Isla Isabela que se dirigía hacia Puerto Ayora. Según Alexandra Lara, una de las 33 personas recatadas. Llamaron a la operadora y a conocidos sin tener mayor ayuda, detalla. "Desde que salimos (15:30) el motor sonaba horrible, y 15 minutos después se dañó uno de los motores; se levantó y salía humo. Navegamos 20 minutos con un motor dañado, luego se dañó el otro y nos quedamos sin gasolina a 20 minutos de llegar a Puerto Ayora. Estuvimos al garete 45 minutos, esperando que la agencia llegue en otra embarcación con combustible, pero el oleaje era tan fuerte que nos había arrastrado a la horilla. El capitán no logró maniobrar bien la embarcación, porque solo tenía un motor y las olas golpeaban fuerte y se metía el agua. Mi hermana, a quien yo ya había dado aviso, insistía a la capitanía de Puerto que nos ayudaran, pero nunca enviaron a nadie", cuenta Alexandra.

Esto fue aclarado por Pablo Caicedo, director de Espacios Acuáticos de la Armada, quien refirió en rueda de prensa que, durante la emergencia, "la embarcación y sus tripulantes se comunicaron con su armador, por el combustible y el arreglo de los motores, y no con emergencias. Hasta las 19:00, cuando ya se vieron perdidos, dan aviso al Ecu911 de la emergencia. Antes de esto, nunca dieron aviso a las autoridades, sino se hubiese atendido. Porque la embarcación que llegó hasta ahí con combustible, era de la misma operadora, no de la Armada".

Caicedo explicó que en el accidente, que registró la muerte de cuatro personas; tres ecuatorianos y un extranjero, se realizan las investigaciones para determinar responsabilidades. Por eso, asegura, se ha llamado a rendir versiones al capitán de la nave y su ayudante para determinar la causa del hundimiento. "Pedimos a las autoridades navales soliciten a la Fiscalía la búsqueda de las dos personas para que se presenten a declarar, porque lo hemos buscado para que declaren en capitanía y no los hemos encontrado. No se han presentado al llamado. Ellos conocen los por menores de lo que sucedió".

Sobre las condiciones de la embarcación, detalló que esta tenías la certificación vigente porque se sometió a revisión el pasado 28 de marzo. Sin embargo, puntualiza que se debe determinar la responsabilidad de quienes operaban la nave y conocer el motivo principal del hundimiento. Aunque, explica, que este no se dio por exceso de tripulación, pese a que en la nave que tenía capacidad para 32 personas iban 37, sino por las condiciones climáticas que golpearon la nave tras haberse quedado sin combustible en alta mar. 

La autoridad también enfatizó que se investiga porqué el capitán de la nave permitió que dos personas aborden la nave después de pasar la revisión por parte de la Armada en el muelle. Pues refiere que, hasta la revisión, habían 35 personas en la lista de tripulantes, pero tras los operativos de búsqueda y rescate por el naufragio, conocieron que dos personas más viajaban a bordo. Confirmó que no toda la tripulación tenía chalecos salvavidas, pero contó que las revisión se hace de manera aleatoria, y se complica, al estar las naves en medio de la bahía y no apegadas al muelle. 

"Nosotros revisamos en el Puerto, en el muelle, quienes se embarcan al buque y quienes están autorizados en la lista de pasajeros que nos presentan. Sería fácil revisar que los tripulantes cumplan con lo debido, como el chaleco salvavidas, si la embarcación estuviera pegada al muelle. En Galápagos está abierta en la bahía, y una vez que se revisa la lista de tripulantes que da la capitanía del barco, se suben a unas lanchas tipo taxi para embarcarse a la nave. Es decir, no hay contacto, entre el que fiscaliza por parte de la Armada de quien se embarca con el buque en si", detalló Pablo Caicedo.