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Instancia. Drag Queens se alistan para un show en el club LGTBI Envy Club, en Ciudad de Panamá.EFE

Hace 15 años Panamá despenalizó la homosexualidad: aún hay persecución

Los grupos LGTB denuncian que ganaron las calles, pero no derechos

Tras derogar un decreto ley que criminalizaba la “sodomía”, hace 15 años Panamá despenalizó la homosexualidad, convirtiéndose en el último país latinoamericano en hacerlo. Poco antes, el activista Juan Alonso había sido arrestado por repartir preservativos en una campaña contra el VIH.

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“Tenía un sentimiento como de ilegal, primero que no encajabas en la sociedad y segundo que lo que sentías como ser humano podría verse como una falta administrativa”, cuenta Alonso, de 40 años, tras participar en una feria de salud, donde hacía pruebas de detección de VIH.

La Gaceta Oficial de Panamá publicó el 31 de julio de 2008 el decreto 332 que tumbaba esa ley de 1949 que, según detallaba, penalizaba “la sodomía, que es como se conocía a la homosexualidad antes del año de 1973”.

  • Regional. Tras su ratificación el 31 de julio de 2008, Panamá se convirtió en el último país de Latinoamérica en despenalizar la homosexualidad.

Alonso preside la asociación en pro de los derechos sanitarios de la comunidad LGTBIQ+ Nuevos Horizontes. Este activista perdió la cuenta de las veces que encarcelaron a miembros de su colectivo entre 2004 y 2010 por “promover” la homosexualidad, incluso después de la despenalización. “A mí me detuvieron alrededor de tres veces, pero yendo a sacar, alegar o a hacer incidencia para que soltaran al resto de la población infinidades de veces. Cada fin de semana recibía llamadas de madrugada por los arrestos de los chicos que venían de la ciudad después de ver un show de Drag Queen”, relata Alonso en La Chorrera, localidad próxima a la capital panameña.

El primer edil explicó que entre los acuerdos está que no haya desmanes.

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Muchas veces los arrestos sucedían cuando Alonso, junto a otros activistas, hacían campañas de concienciación sobre el sida en bares nocturnos con el fin de recaudar fondos para pagar los entierros de sus amigos fallecidos a causa de la enfermedad que estaba en uno de sus momentos más álgidos en el país.

“Imagínate el daño que podríamos hacer nosotros con condones. En aquel entonces éramos un peligro para la sociedad por estar repartiendo preservativos en las calles”, dice ahora con humor. Según dice Alonso, las personas “trans” accedían a realizar favores sexuales gratuitos a las unidades policiales a cambio de no ser arrestadas.

A la persecución y acoso policial se sumó la violencia psicológica y física por parte de “particulares” que fue normalizada hasta que el activismo a favor de los derechos LGTBIQ+ cobró fuerza. “Cuando te afectan la autoestima de esa manera, te repiten constantemente que eres una abominación, entonces comienzas a normalizar esas palabras y calan en tu cerebro de tal manera que todas las lesiones que recibas de la sociedad las normalizas”, insiste Alonso.

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Después de 15 años de la histórica derogación, Panamá aún mantiene otras leyes que discriminan a la población LGTBIQ+: los reglamentos de la Policía y los Bomberos consideran la homosexualidad como una falta grave, digna de expulsión, el colectivo tiene prohibido donar sangre y aún no está legalizado el matrimonio igualitario.

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La Corte Suprema de Justicia cerró la puerta al matrimonio igualitario este año al señalar que “no tiene categoría” de derecho humano, tras fallar en contra de unas demandas presentadas desde 2016 que impedían reconocer al menos tres casos de uniones entre personas del mismo sexo celebradas en el exterior. “Ahora somos parte de la conversación, nos sentamos a la mesa, tenemos una silla y no la vamos a dejar”, dice el abogado y activista Iván Chanis.

Chanis aplaude que ese es el “gran avance”, a la vez que acepta que el país progresa “más lento que muchos otros”.