“No hay por que criticar los monumentos a Guayas y Kil”

A poco tiempo antes de que se inaugure el monumento a Guayas y Kil en la vía de acceso a la ciudad epónima, han surgido críticas que pretenden desmerecer su pertinencia, olvidando que la identidad se nutre no solo de historia sino también – y a veces más – de leyenda o simbología.

Por supuesto que sabemos que los icónicos fundadores de la estirpe huancavilca no fueron el cacique y su pareja, pues no consta que tuvieran existencia real; pero su leyenda da sustento a la identidad de los guayaquileños, así como el mítico Reino de los Shyris, que tampoco existió, da fundamento al ser ecuatoriano.

¿Acaso Rómulo y Remo existieron realmente? No. Pero son el fundamento de la Roma eterna que los perenniza en un icónico monumento. La Torre Eiffel solo fue concebida como un símbolo para una Feria internacional de Comercio y quién niega actualmente que sea la representación de París, y de Francia por extensión.

Así que no hay por qué ponerse “exquisitos” y criticar uno más de los incontables monumentos que hacen parte del equipamiento urbano de la ciudad, tornándola cada vez más hermosa y acogedora, prueba real y visible de que “el buen vivir” es posible, más allá de la propaganda y de la envidia; porque, aunque sea desde la subjetividad, un entorno agradable nos vuelve más optimistas y esperanzados.