“Delivery boy”

La corrupción y el hiperpresidencialismo fueron la pandemia que azotó en la última década a alguna parte del sector público, en la denominada “década ganada” para los correístas, “la década de manejo económico irresponsable” para los morenistas y “la década robada” para la mayoría de los ecuatorianos.

La frase aquella de “la metida de mano a la justicia”, da hoy la percepción de haber sido una “declaración de intención” de manipularla, y no de reivindicar su independencia. Metida de mano que por lo visto, se extendió a otros sectores.

En el enlace N° 111 del 7 de marzo del 2009, el expresidente “César” Rafael, declaraba con orgullo para unos, soberbia para otros y desparpajo para muchos, que era el jefe de “todas las funciones del Estado”; luego de lo cual, los enlaces ciudadanos se convirtieron en el “circo romano” a la criolla, salpicado de folclore, con presentaciones “artísticas”, de “montuvios, indígenas, payasitos, etc.”.

El “circo criollo” todos los sábados generaba expectativa en la ciudadanía, para ver a quién le tocaba la “puteada” de turno, convirtiéndose para muchos funcionarios públicos en el día donde recibían “sugerencias”, asumidas como “órdenes” respecto a quién condenar, exculpar y/o destituir. Así “César” Rafael, el “César criollo”, los sábados decidió sobre la vida de súbditos y cortesanos.

Resulta incomprensible que con uno de los sistemas de “inteligencia y espionaje” más avanzados de la región y la concentración de poderes, “el César criollo” haya sido “ignorante” de los “negociados” que hoy se conocen, gracias a los procesos seguidos por la justicia extranjera, como supuestos actos de corrupción. Bajo tales circunstancias, el “César criollo” debía estar enterado de las “supuestas travesuras” cometidas por Vidrio y compañía, recientemente elevado en la Asamblea a la calidad de “Vidrio catedral”, por su “santidad”.

Lo evidente es que los cortesanos más cercanos al poder, sus agnados y cognados, son los “nuevos ricos”, y que no se investiga a todos los comensales del pastel de la corrupción, del cual Vidrio sería únicamente el “delivery boy”.