
Espacios seguros para la comunidad LGBTIQ+ en Guayaquil: ¿son suficientes?
Según el INEC, el 2.4% de ecuatorianos se identifica como LGBTIQ+, pero faltan espacios seguros para su desarrollo social
Junio, mes del Orgullo, destaca por la visibilidad que la comunidad LGBTIQ+ logra a través de marchas y eventos en ciudades como Guayaquil y Quito. Sin embargo, fuera de estas fechas emblemáticas, los espacios de reunión y contención para esta población son muy limitados y temporales.
En Ecuador, con una población LGBTIQ+ que representa el 2.4% del total, las redes físicas permanentes son pocas: escasos bares inclusivos, centros comunitarios limitados y casi nulas casas de acogida abiertas todo el año. Esta situación deja a grupos vulnerables como jóvenes, personas trans y migrantes sin una red de apoyo esencial para su bienestar.
La oferta de espacios en Guayaquil, por ejemplo, se reduce a locales nocturnos como Pose, Vox o Búnkers y un centro recreativo llamado Leo Live que funciona solo los domingos. “Esos son centros de diversión, pero otros negocios como restaurantes o hoteles inclusivos son prácticamente inexistentes”, explica una de las voces activas en el sector. Esta limitación también responde a la inseguridad que experimenta la comunidad y la incertidumbre de los inversionistas para apostar por espacios específicamente LGBTIQ+.
“Los espacios seguros son escasos y no logran sostenerse en el tiempo”
Para Diane Rodríguez, activista y presidenta de Silueta X, “los espacios seguros en Guayaquil son escasos” y enfrentan dificultades para mantenerse abiertos por factores como la inseguridad y la falta de apoyo institucional. “Son muy valorados porque permiten afianzar las relaciones sociales y brindan contención”, señala. Silueta X trabaja con grupos de apoyo a jóvenes, personas con VIH y mujeres diversas, promoviendo los derechos humanos a lo largo del año, no solo en junio.
Rodríguez alerta sobre el impacto negativo de los discursos de odio, que han llevado a la reducción de apoyos empresariales y donaciones. Para contrarrestar, su organización impulsa afiliaciones y programas como el Centro Psicotrans, que ofrece atención en salud mental tanto en Quito como en Guayaquil. “La comunidad necesita espacios permanentes que no desaparezcan cuando termina el mes del Orgullo”, recalca.
“Los espacios seguros son clave para sentirse libre y ser uno mismo”
Miembro activo de la comunidad LGBTIQ+, Miguel Erazo enfatiza que contar con espacios seguros es fundamental para su libertad y bienestar emocional. Destaca que sitios emblemáticos en Guayaquil como Pose, Box y Búnker, donde “puedo estar tranquilo y salir siendo yo mismo”. Aunque ha escuchado de incidentes, no ha experimentado violencia directa en estos lugares. Sin embargo, reconoce que la expresión pública de afecto aún está limitada socialmente.
“Hay que normalizar que dos personas del mismo sexo puedan demostrar cariño sin temor”, dice, confiando en que las nuevas generaciones impulsarán mayor aceptación. En el mes del Orgullo, asegura que se siente “ese sentimiento de pertenencia”, pero pide a las autoridades que promuevan campañas informativas para combatir el estigma sobre el VIH y la diversidad de género.
El organizador que reunió a 1.200 personas en evento LGBTIQ+ masivo
Pedro Fadul, organizador de eventos para la comunidad en Guayaquil, ha impulsado fiestas temáticas y shows drags que han congregado a más de 1.200 personas en el Centro de Convenciones. “Hay avances, pero los espacios inclusivos son todavía pocos”, señala y recalca la dificultad para obtener permisos. “Siempre hay muchas trabas y en varias ocasiones la policía intentó clausurar eventos”, relata.
Fadul quiere diversificar la oferta cultural y llevar sus shows al teatro, pero reconoce que “la falta de apoyo y el conservadurismo frenan nuevas iniciativas”. Además, critica la actitud institucional que entrega permisos “a última hora, como para que ya no molestemos”. Insiste en que “el pensamiento atrasado impide que la ciudad evolucione y que el odio en redes sociales sigue muy fuerte”.

Espacios seguros LGBTIQ+: escasos, invisibilizados y sin recursos suficientes
A pesar del impacto positivo que generan, los espacios seguros para la comunidad LGBTIQ+ siguen siendo muy limitados. Marisol Mite, directora de la Fundación La Casa de las Muñecas, alerta que “no son visibilizados en su totalidad, no cuentan con suficientes recursos y además son escasos”. Señala que, más allá de los recursos, la falta de voluntad impide que estos espacios prosperen: “Es una falta de compromiso de dos partes, del Estado y de la misma población”.
Desde su experiencia, asegura que la apropiación del espacio público por parte de la comunidad es un acto político esencial. “Es el acto político más genuino que puede haber, que una población históricamente discriminada pueda acceder a espacios seguros tanto publicos como los sitios privados de recreación”, afirma. Relata que actividades recientes, como una exposición fotográfica en el Museo Nahim Isaías, han reforzado la confianza de mujeres trans: “Que entren al museo, a la universidad, que pierdan el miedo, es súper bueno para ellas”.
La Defensoría del Pueblo detecta alertas de discriminación en espacios públicos
Carlos Albán, director nacional del Mecanismo para la Prevención de la Violencia contra la Mujer y Basada en Género, advierte que el espacio público sigue siendo riesgoso para personas LGBTIQ+. “Un simple gesto de afecto en una parada de bus puede representar un riesgo”, explica. Aunque hay ordenanzas para inclusión en Quito, Guayaquil y Cuenca, aún falta voluntad para su aplicación efectiva.
En espacios privados como bares y discotecas, los reportes de discriminación son pocos y generalmente relacionados a códigos de vestimenta o ambientes religiosos. La Defensoría ha promovido sensibilizaciones a policías y agentes municipales para mejorar la atención hacia la comunidad. Albán destaca además que “los derechos civiles como el matrimonio igualitario no son suficientes”, y urge a avanzar en políticas públicas en salud, trabajo, vivienda y educación.
Durante este año, la Defensoría ha recibido alertas en Quito, Guayaquil y Santo Domingo por presuntas discriminaciones en el uso del espacio público. “Cuando hay expresiones de afecto o presencia visible de personas sexualmente diversas, se activan respuestas sociales hostiles”, indica Albán. Estas alertas provienen tanto de observaciones directas como del monitoreo de redes sociales y medios digitales.
¿Cómo afecta la falta de espacios nuevos a la comodidad y seguridad de la comunidad LGBTIQ+?
A pesar de la limitada oferta de espacios públicos y privados para la comunidad LGBTIQ+, quienes asisten a estos lugares suelen sentirse relativamente cómodos y seguros. Estos pocos refugios cumplen un rol fundamental para la contención y el esparcimiento de muchas personas que, en otros contextos, enfrentan discriminación o inseguridad. La sensación de pertenencia y confianza en estos espacios es valorada por la comunidad.
No obstante, la falta de nuevos lugares y la escasa implementación de políticas públicas específicas hacen que los espacios existentes se saturen con facilidad, superando con frecuencia su capacidad máxima. Esta situación limita las oportunidades de encuentro y expresión para muchas personas, evidenciando la necesidad urgente de ampliar la infraestructura inclusiva y fortalecer el compromiso institucional para garantizar espacios dignos y accesibles para toda la población LGBTIQ+.
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