Durante una sesión fotográfica, la artista posa en una de las calles de España; luce un traje elegante.

Drag ecuatoriana encanta a Espana

Su nombre es Shirley Stonyrock. Viajó a Madrid en 2017, desde entonces ha ido cosechando éxitos... un concurso representando a Ecuador la llevó a la fama y, desde el otro continente, cuenta a EXTRA cómo lo logró.

Verano de 2017. Mítica plaza Pedro Zerolo, en Madrid (España). Shirley Stonyrock, una popular drag queen ecuatoriana, se alista para dar un show. Tiene solo 20 minutos para cautivar. Puede ser un escalón a la gloria. O una resbaladera al olvido... Ella, vestida como Selena Quintanilla, sale al escenario. 3.400 personas, entre europeas y latinas, la miran expectantes. Entonces, suena un popurrí, ella baila, canta y brilla. Lo entrega todo. El público la aclama. Y lo consigue... “Fue este como un trampolín a la fama”, sentencia la artista, a 8.732 kilómetros de su natal Quito, en una entrevista exclusiva con este Diario.

Unos meses atrás, la artista, con 11 años de carrera, meditaba en Ecuador la posibilidad de viajar al Viejo Continente, cruzar las fronteras, y mostrar allá su arte... “Fue una decisión difícil”, afirma desde un departamento en Pueblo Nuevo, donde vive actualmente. En ese tiempo, Stonyrock, cuyo nombre de pila es Mauricio Erazo, era la promotora del concurso Mr. Gay World Ecuador, un evento que se hacía por primera vez en el país. El ganador fue Flavio Romero y debió ir a Maspalomas, en España, para participar en el certamen internacional.

Camino a la fama

Fue este un impulso para que la drag, quien representaba al manabita Romero, empacara sus vestidos, pelucas, zapatos... y cruzara el océano con él. Doce horas de vuelo. Incertidumbre. Nada importó. Estaba decidida a triunfar, pese a que desconocía cómo era el ámbito artístico allá. Entonces, dice, “fui sondeando y conociendo bares”; así un día encontró, en la web, una página para concursar en el World Pride 2017: invitaban a drag queens y a personas de otros géneros artísticos. Todo esto porque en España celebraban los 40 años del orgullo gay. Ella, sin dudar, se inscribió. Pero no la escogieron.

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¿Fin? En absoluto. Quince días antes del concurso recibió un mensaje. Eran los organizadores del evento, quienes le pedían que se uniera al proyecto, ya que una participante lo había abandonado. Y así fue. La drag desempolvó sus mejores galas, alistó su maquillaje, y el día del show explotó su esencia. La esencia latina. Su personaje iba a ser Selena, la famosa cantante mexicana que fue asesinada en 1995 y que en Europa muchos habían escuchado de ella.

Como representante de Ecuador, en el escenario, Stonyrock se ganó al público. Y también a los dueños de las discotecas de Chueca, un popular barrio Lgbti de Madrid. “¡Fue un golpe de suerte!”, cuenta la artista, quien, al poco tiempo, recibió su primera oferta. Ser la imagen de un bar llamado Vuélvete Loca. No iba a ser fácil, lo sabía, pues además debía ofrecer shows: cantar, bailar... era enfrentarse a un nuevo público, pero lo estaba consiguiendo. Así conoció a otras drag famosas del país europeo, como Chumina Power, Suprime Deluxe, Tavi Gallart. También Nacha la Macha y La Prohibida.

¿Cómo lo hizo? Dice que siempre buscó espacio marcando una diferencia, con su estética y su performance, con carisma y habilidad. Eso sí, siempre manteniendo su esencia latina: personificando a Gloria Trevi, Thalía, Paulina Rubio... y también ha ido adaptando personajes como Chenoa o Soraya.

Su trayectoria

En Ecuador era una drag conocida. Se presentaba en discotecas, eventos de la comunidad gay... recuerda que su carrera comenzó hace 11 años. Y su primer show fue como Tina Turner, cantante, bailarina y compositora, a quien por supuesto ha admirado siempre. Personificarla le ha dado sus mayores alegrías, su primer logro (en Ecuador) y lo que la ha llevado a ganar concursos, ahora en Europa, como en Lugo (Galicia) o en Vitoria (País Vasco).

Sí, extraña al público ecuatoriano. Y lo reconoce. Pero cree que en el país aún existe machismo, homofobia, y que todavía queda por trabajar por la visibilidad, por los derechos. No le pasa allá en España. Cuenta, como anécdota, que en ocasiones ha debido ir a sus shows maquillándose en el Metro de Madrid. Poniéndose pestañas. Pintándose los labios. Al principio le costaba, sobre todo, que la vieran. Pero allá la gente la mira, sí, pero la admira. “Me han elogiado”, asegura. Y no ha vivido ningún acto de homofobia. Eso sí, sus compañeras, como ella llama a sus colegas del drag, sí han sufrido ataques en Chueca.

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Y continúa... aunque no pudo llevar todo lo que guardaba en su clóset en Quito, en Madrid ha logrado equipar su nuevo armario: 36 pelucas, más de 100 vestuarios, 30 pares de zapatos, infinidad de maquillaje... un traje, dice, el más complejo alcanzaría los 1.500 euros (casi 1.700 dólares). Y el arte drag no es tan lucrativo como parece. “Sobrevives”, afirma. Eso sí, su agenda ya está reservada hasta 2020: espectáculos, despedidas de solteros, bares...

Y para ratificar su fama, en España ahora mismo está preparando su primer cover. Su propósito: que la canción sea el éxito del verano de 2020. No solo en Europa, sino también en Ecuador, donde dejó la batuta del drag a Lilith, su hija artística.

Por ahora en España se ha creado un proyecto llamado Casa Drag Latina, como se hacía en la vieja escuela del drag americano, con talentos de Perú, México, Venezuela, Brasil y, por supuesto, Ecuador... sin más, Stonyrock se despide, desde el otro lado de la línea, no sin antes recordar que: “El que se pone las limitaciones es uno”. Esto ella lo conoce muy bien. Y asegura que ha madurado como artista y seguirá aprendiendo.

De Shirley Stonyrock, Lilith habla muy bien. “Es emprendedora, luchadora, autodidacta, ha ido explorando diseños en todas su variantes...”. En el centro norte de Quito, este Diario se reúne con una exponente del drag y a quien nuestra protagonista afirmó haber dejado la batuta.

Fue una relación maestra-alumna, detalla Lilith, cuyo nombre de pila es Carlos López Veintimilla. Confiesa que en un momento de su carrera artística -danza y teatro- debió hacer un papel de una persona transgénero. Tuvo una capacitación sobre diversidad sexogenérica y empezó a interpretar ese papel.

“Con este acercamiento, me di cuenta que había muchas injusticias”. Eso le marcó. Y empezó a interesarse del personaje artístico, como travestido, que tenía mucha potencia. Esto en 2010. Fue entonces cuando tuvo contacto con Shirley.

Había escuchado de ella. “Siempre tuvo una producción de muy alto nivel”. Y eso fue lo que le motivó para acercarse a la drag. Entonces empezaron un curso: técnica de maquillaje. “Me enseñó”. “Las clases que tuve de ella y las diversas realidades que ella me mostró, me permitieron aceptarme, a un sujeto que posiblemente estaba estandarizado por la familia, la religión”, cuenta Lilith.

“Cuando Shirley decidió migrar, lo habíamos hablado, y agradezco su confianza porque (lo que me dejó) es un trabajo que le costó durante muchos años, y me propuso quedarme con el Drag Idol”.

¿Cómo ha evolucionado el drag en Ecuador en los últimos años? Lilith, representante del colectivo drag Híbridas en Quito, señala que sí hay un boom de este arte. “Tenemos varios colectivos, de hecho, Híbridas está sufriendo una mutación... algunas de ellas están formando nuevos colectivos”. Eso sí, reconoce que hacen falta políticas culturales que visibilicen a las diversidades Lgbt en cuanto a producción artística.

Y para terminar, sobre Shirley, dice: “Es un ser humano noble”.