Devocion, fe y peregrinacion
en el planeta, pero más en el mundo católico que en el protestante, dentro del cristianismo, en la historia se ha creado un imaginario social colectivo en el que se expresa de forma viva su devoción y fe respecto a sus opciones y prácticas religiosas. Nadie tiene la certeza de cuándo comenzaron las procesiones de los fieles. Solo se conoce que se realizan desde hace muchos siglos. Estos actos masivos son parte de las sociedades y pueblos que abrazan el catolicismo. Tienen una constante: expresar su devoción y fe a través de una marcha y una peregrinación que refrendan su religiosidad. Además, dicen y muestran que el Cristo crucificado no solo es el hijo de Dios, un personaje de la historia, sino una enseñanza, fervor y práctica social de los católicos.
La procesión católica de hoy se inscribe en ese proceso de refrendación anual del imaginario de fe y devoción. Ha llegado a ser un acto multitudinario que concentra a diferentes sectores ciudadanos de los estratos populares. Se efectúa hace más de 5 décadas. Surgió desde una iglesia anclada en el límite donde terminaban los rellenos y comenzaban el fango y el manglar, llamado barrio del Cristo del Consuelo. Desde entonces hasta ahora a ese acto masivo de fe se lo llama “la procesión del Cristo del Consuelo”. En sus orígenes fueron algunas centenas de creyentes los que la iniciaron, refrendando su religiosidad católica. Antes de una década ya congregaba algunos miles. Hoy es un acto masivo de devoción, fe y movilización de católicos, de mayor convocatoria en Latinoamérica.
¿Qué hay detrás de esta masiva procesión?, se preguntan sociólogos e historiadores. Las respuestas difieren. Las interpretaciones también. Teólogos y sacerdotes dicen que tiene que ver mucho con la religiosidad popular. En efecto esta parece ser la más cercana de las valoraciones, puesto que solo así se puede conocer y comprender por qué ecuatorianos de diferentes regiones y procedencias, y extranjeros, vienen a participar para dar muestras de fe en esa peregrinación que solo ellos perciben y que explican sus personales razones. Es curioso que en un tiempo de mayor secularización, cuando la ciencia y la tecnología lo invaden todo, aún perviva y se incrementen estos actos masivos de religiosidad popular de los católicos de Guayaquil y Ecuador.