La mitología. ‘Hylas y las ninfas’ de 1896 fue retirada en Manchester por ‘objetivizar’ a la mujer.

Los desnudos encienden un debate internacional

534 años tiene el cuadro de la Venus de Boticelli, uno de los emblemas de la sensualidad femenina.

Una niña que descansa, tres ninfas en una escena mitológica, un robusto cuerpo de mujer, parte de una escultura del pleistoceno; arte mundial, reconocido que hoy, sin embargo enciende un debate sin cuartel; ¿qué es arte y qué objetiviza a la mujer?

Reino Unido, Nueva York y Toronto han sido, en los últimos meses, escenarios en los que bajo el marco de eliminar el machismo, se ha presionado para que ciertas obras de autores emblemáticos como Balthus, John William, Rosalie Maheux, entre otros no sean expuestas al público.

Si bien es cierto, en Ecuador aún no se ha censurado alguna pieza por ser “ofensiva” al sexo femenino, el país no es ajeno a la censura, sobre todo cuando entre el año pasado y este, tres piezas, dos artísticas y una teatral fueron duramente criticadas e incluso retiradas en Quito, Cuenca y Guayaquil.

Hasta ahora, la censura se ha quedado en el plano de lo religioso, pero ¿se deben repensar los desnudos artísticos en los museos nacionales también o las sociedades se han vuelto excesivamente sensibles?

La presidenta de la fundación Mujer a Mujer, Lía Burbano, cree que es “un acto de ingenuidad pretender que con una simple censura se va a detener el crecimiento y el progreso de la historia de la humanidad”. Para ella, los desnudos artísticos representan parte de la expresión femenina. “Toda censura es una forma de control y resulta que todas recaen en el cuerpo y las expresiones de la mujer, de su sexualidad, de cómo ve la vida, muy pocas veces en el cuerpo del hombre”, recalca.

El curador de arte Hernán Pacurucu asevera que el desnudo es parte del diario vivir de las personas. “Desde el siglo IX el desnudo está implícito en todas partes. A mí me parece que más agresiva es la publicidad que el mismo desnudo artístico”, menciona. Pacurucu sostiene que el arte es un continuo cuestionador de los procesos sociales y de la evolución humana.

Para el sociólogo Carlos Tutivén el arte tiene la función social de hacer reflexionar a quienes lo contemplan. “No es lo mismo el desnudo de Francisco de Goya, que una obra que impugne lo establecido ya sea a nivel de escala de valores o representaciones dominantes de una sociedad”. También asegura que, “toda la sociedad contemporánea es voyerista, estamos en la época pornográfica llamada así por algunos sociólogos, en el sentido que todo el mundo se exhibe en múltiples modos”.

Por su parte, Burbano considera que el problema radica en la mirada sugestiva con la que se lo observe, más que el contenido de la obra. Para ella, ver un desnudo debe ser considerado un acto natural del ser humano, sin embargo, “lo satanizamos y con eso sí hacemos daño a una conducta psicológica”. La activista explica que, desde su visión, las únicas figuras que deben ser censuradas son las de un menor de edad o de alguien que haya sido esculpida sin su consentimiento.

Frente a la pregunta sobre si estos desnudos son obras que perpetúan la cosificación femenina aduce que “en el debate no solo deben participar las instituciones relacionadas al tema, también lo deben hacer colectivos de hombres y mujeres que hacen uso del arte para manifestarse”.

Pero mientras en Ecuador cuadros como el de la Venus de Boticelli aún no llama soldados para que se enfrenten en la supuesta disyuntiva entre el arte y la liberación femenina, en lo que concuerdan todos los expertos, es que el debate y la discusión sobre cómo se percibe el arte en el país, sí es necesario.