Colombia y su democracia

La última elección del presidente en Colombia, contribuyó a fortalecer la democracia en ese vecino país y renueva esperanzas en América Latina, enfrentada a inicios del siglo XXI a una radicalización política, con ausencia de planteamientos ideológicos y un acentuado brote de populismos con el membrete de “socialismo del siglo XXI”, con prácticas totalitarias conculcadoras de libertades.

En Colombia el voto ciudadano es facultativo, el triunfador obtiene un respaldo voluntario de quienes se identifican con la propuesta y el candidato. Adicionalmente, en una elección presidencial, si no se obtiene suficiente mayoría en primera vuelta, hay un balotaje que exige una mayoría absoluta de votantes, eligiendo un presidente que cuente con sólido respaldo para ejercer el poder.

El pronunciamiento amplio en favor del candidato del movimiento Centro Democrático debe entenderse como una votación que proviene de ciudadanos que no están de acuerdo con posturas extremistas. Aquello explica que no obstante el esfuerzo del candidato opositor Gustavo Petro, por plantear propuestas que lo alejaran de gobiernos totalitarios y represivos como los de Venezuela y Nicaragua, los electores optaron por una candidatura más confiable para su democracia, evitando exponerse a la triste situación que viven los citados países.

Hay dos factores adicionales a considerar. Uno, el ocaso de los tradicionales partidos políticos, liberal y conservador, que han gobernado ese país históricamente, lo que refleja un cambio en las actuales vertientes políticas, promoviendo tesis como la de un Estado que todo lo regula y controla, sin aceptar la influencia del mercado en el desarrollo socioeconómico de la sociedad, o la tesis de un mercado que todo lo regula y define. Ambas tesis, al ser excluyentes, ignoran la interrelación existente entre lo político, social y económico, atizando la conflictividad política. Dos, Colombia anhela consolidar la paz y para ello deberá depurar el acuerdo suscrito con las FARC y dejar que la justicia opere sin sesgos ni influencias, para terminar una guerra que costó muchísimas vidas.