Recorrido. En julio el ministro de Energía, Carlos Pérez, visitó la planta para constatar los daños. Las fallas, sin embargo, ya se identificaron en 2015.

Coca Codo, al borde del desastre

Coca Codo no presentó los términos de referencia para contratar y ejecutar auditorías ambientales. Tampoco tramitó la licencia ambiental para la fase de operación.

Un potencial desastre. La central hidroeléctrica Coca Codo-Sinclair es una colección de materiales de mala calidad, fisuras de hasta 38 centímetros, soldaduras mal hechas. No tiene todavía un campamento de operación ni sistema contra incendios completo. Y, para colmo de males, los trabajadores operan y mantienen la central sin contar con manuales.

Ayer, por casi siete horas, en la Contraloría se leyó el informe borrador del examen que se hizo a la construcción y operación de la central, entre diciembre de 2015 y abril de 2018. Un documento de alto contenido técnico en el que se filtraban frases como “acto irresponsable”, “podrían poner en riesgo la operación” o “podría afectar al sistema nacional interconectado”.

La planta, que costó 2.000 millones de dólares, empezó a operar comercialmente el 31 de agosto de 2016. La construcción estuvo a cargo de la empresa china Sinohydro. Fue inaugurada en un pomposo evento en el que participaron el expresidente Rafael Correa y el presidente chino Xi Jinping. Y lo cierto es que, según el informe preliminar de Contraloría, para esa fecha las fallas en la construcción de la central eran conocidas.

Ya en 2015 se identificaron 7.648 fisuras en los ocho distribuidores que conducen el agua a los generadores, que llegaron a tener hasta 38 centímetros de longitud. En la segunda fase de reparaciones se encontraron 864 y en la tercera, 121. Algunas de ellas fueron fallas de fábrica; otras fueron causadas por soldaduras mal hechas en el sitio. Las primeras, dice Contraloría, “se detectaron por casualidad”. En las otras hubo una mezcla de falta de control, empleo de acero de calidad limitada, se soldaron placas metálicas y candados, e incluso se habla de “irresponsabilidad del soldador”.

El problema de estas grietas no sería más que anecdótico si no fuera porque, dice la Contraloría, no se puede saber si existen “vicios ocultos”. La única manera de asegurarse de que no hay más fisuras sería levantar todo el hormigón de la casa de máquinas. Solo esa parte de la central representó una inversión de 1.010 millones de dólares. Y eso sin contar con la afectación económica que causaría la paralización de las unidades de generación. “Aún hay la posibilidad de que haya fisuras que no hayan sido detectadas”, leyó uno de los auditores de la Contraloría.

Solo que el lío no termina ahí. A escala mundial, dice el informe, se recomienda solo una reparación de fisuras para mantener la integridad de los materiales. En 2015, en Coca Codo-Sinclair las reparaciones se hicieron tan mal que las grietas volvieron a aparecer incluso en los mismos sitios. “El procedimiento de reparación no fue el adecuado”, dice diplomáticamente el informe.

Ahora mismo, las autoridades están haciendo una nueva campaña de identificación y reparación de fisuras.

Según el contrato, los materiales (y por tanto la central) debían durar 50 años. En la realidad, no aguantaron ni dos.

Pérdidas

Retrasos

Hay 171 defectos sin solución (uno de ellos, una fuga de agua en la unidad 3). Eso ocasiona un perjuicio de $ 465.380 a Coca Codo-Sinclair y de $ 27,7 millones al Estado por falta de comercialización de energía.

Campamento

La falta de un campamento permanente de operación (que tiene un avance del 76,3 %) genera un costo por movilización y transporte de 763.560 dólares.