De esta manera luce Jesús del Gran Poder.

Ataque en iglesia: “ Soy un demonio ”

Eso gritaba la mujer que lo perpetró. Sería una secta.

“Yo no sé si la señora está loca, está demente o, de pronto, pueden ser personas que no les gustan los santos o pertenecen a las sectas”.

Así dijo la feligrés católica Felícita Sánchez, al enterarse de la noticia que andan rompiendo santos en la ciudad a diestra y siniestra.

“¡Soy el demonio!, ¡quiero despertar al pueblo católico, no adoren a un dios muerto, sino a un dios vivo”, eran las palabras que se escuchaban el domingo pasado en la iglesia San Francisco.

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El estruendo puso en alerta a los feligreses luego de que Jesús del Gran Poder fuera atacado.

Esto ocurrió en las calles Pedro Carbo y 9 de Octubre a las 12:54. Muchos católicos lloraron y gritaron al ver este acto violento.

El superior del convento de San Francisco Centro, Fray Francisco Meza, dijo que en las cámaras de seguridad se ve que la mujer que se saca los zapatos, sube y empuja la imagen. Luego la cogieron y la llevaron a la puerta de la iglesia, minutos después llegó la policía y la trasladaron a la fiscalía de Flagrancia.

Ahora solo esperan el llamado para la audiencia.

Por este ataque a la imagen se le hará una restauración completa, partes del cuerpo fueron afectadas ante el violento acto. Esto tomará, mínimo, tres meses.

El pasado miércoles 6 de noviembre también existieron disturbios y daños con la imagen de San Antonio de Padua, feligreses afirman que es la misma persona la que está realizando este tipo de actos vandálicos.

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La Iglesia católica tomará medidas de seguridad ante tantos desastres que se están viviendo en la casa de Dios.

Son varias las iglesias católicas que han sufrido de este tipo de actos violentos.

Los ataques se han dado en la Catedral y en la iglesia El Sagrario, en la iglesia San José y en La Merced. Aún no se tiene una versión oficial de lo ocurrido.

Por estos hechos, se tomarán varias acciones para proteger las imágenes en las iglesias católicas.

Estos actos se consideran un sacrilegio que es “la profanación de algo que se considera sagrado, especialmente cuando el profanador conoce el valor sagrado de lo que ataca”.