Ahorro en el gasto publico
Haciendo balance, bien podría expresarse que el plan de reactivación económica recientemente presentado por el Gobierno nacional, ha tenido, tras su anuncio, una acogida mayoritariamente favorable.
Las críticas fundamentales han estado dirigidas al desbalance entre el sacrificio que se exige al sector privado, mantenimiento de impuestos y nuevos aranceles incluidos, versus el que está dispuesto a cumplir el sector público. En efecto, lo que planteó el Estado fue reducir sus gastos hasta en mil millones de dólares. Se supone que lo exigido al sector empresarial triplica esa suma.
Por otra parte, se dudó mucho respecto a que entre lo señalado y lo resuelto no se produzcan las desilusiones que la falta de cumplimiento de las propuestas políticas, aunque las plantee el presidente de la República, generan en el Ecuador.
En cualquier caso, es obligatorio resaltar que se han anunciado los “cómos” requeridos para llevar adelante el señalado recorte y aparentemente garantizan el ahorro previsto.
A partir de la supresión y la fusión de entes públicos se presume que será posible lograrlo. Valga reseñar que el proceso no es fácil de llevar adelante, dada la tensión que toda situación de despido de personal genera. Así, en el caso de la fusión de Petroamazonas y Petroecuador están involucrados 11.803 trabajadores que no pueden simplemente reubicarse en su totalidad en la empresa que resulte de la fusión o en otras oficinas públicas. Por otra parte, unificar Petroamazonas y Petroecuador tomará al menos dos años, al tiempo que el ministerio al que están vinculadas, el de Hidrocarburos, requerirá 120 días para incorporar a sus tareas las áreas de Electricidad y la de Minas.
De momento se anuncia que los servidores públicos de los que se prescindirá hasta el 2021 serán 1.365. Ellos básicamente comprenderán empleados de libre remoción.
En lo de fondo, es evidente que durante la década anterior se procedió a inflar notable e irresponsablemente el gasto burocrático, amparándose en la transitoria bonanza generada por los altos precios del crudo.
Ahora, el imperativo ajuste parece que se inicia con toda la prudencia que hace falta, aunque ello desespera a los partidarios de tomar medidas más enérgicas, debido posiblemente a una visión menos optimista respecto a la magnitud de la crisis que afecta al país.